El poder de la diversidad

Mucho hablamos de diversidad en la actualidad, de cuotas, estadísticas y rankings. Diversidad en las empresas, en las juntas directivas, en la representación en los gobiernos, en los cargos directivos. Y es irrebatible que la diversidad nos hace mejores y más productivos. Pero, ¿creemos en realidad en el poder de la diversidad con los conflictos e incomodidades que esta puede generar? ¿Creemos en la diversidad de pensamiento? ¿Lo propiciamos?

La diversidad es definida como variedad, desemejanza, diferencia. Gran cantidad de cosas distintas. Personas, pensamientos, creencias y vivencias distintas que a través de su variedad generan espacios de innovación y de creación de valor. La diversidad incómoda y es esa incomodidad, cuestionamiento que nos reta a dejar de lado nuestros prejuicios, transgredir limites, romper con la rigidez de pensamiento y nos invita al cambio. El alcance de la diversidad va mucho mas allá del color, la orientación sexual, el género, la religión…las organizaciones que no propician y aplauden a su vez la diversidad de opiniones y de ideas, que no buscan la sana confrontación que la diferencia genera, se quedarán en los meros números, sin abrazar lo complejo y la riqueza de la diversidad en su totalidad.

Las soluciones innovadoras nacen en culturas organizacionales que promueven el que se piense diferente y esto amplifica su visión -por ejemplo, el poder de decisión de una junta directiva se ve fortalecido por la diferencia de perspectivas. La diversidad generacional también constituye fuente de riqueza. El pensamiento crítico, promover el debate en el que se planteen dudas y no verdades absolutas permitirá replantear ideas y estrategias garantizando el progreso de las organizaciones.

Las organizaciones deberán de definir los principios y cultura con los cuales sus empleados se identifiquen y los cuáles atraerán talentos que los compartan.

A pesar de los avances, muchas organizaciones carecen de diversidad de pensamiento, de perfiles que reflejen la diversidad de un país y por ende, de su mercado, de su clientela o de sus constituyentes.

Por otra parte, existen industrias importantes (finanzas, tecnología, infraestructura, entre otras) en las que históricamente ha habido una disparidad de oportunidades. Los líderes deberán de comprometerse con generar cambios que atraigan y promuevan la diversidad aunque estos tomen tiempo, generen costos y requieran sacrificios. Por ejemplo, buscar talento fuera de las universidades tradicionales y revaluar los criterios requeridos para la contratación, creando así oportunidades.

La diversidad es una fuente de riqueza y no de división. Esta requiere de educación, de continuo aprendizaje y de que seamos capaces de identificar y de superar los prejuicios. Como lo dice Eduardo Galeano: “Lo mejor que el mundo tiene esta en los muchos mundos que el mundo contiene.” Todos tenemos mucho que aprender de las diferencias y no se trata de tolerarlas, se trata de acogerlas e integrarlas a las organizaciones para así engrandecerlas. En un mundo en el que la tecnología se hace imprescindible, siguen siendo las personas las que nos dan una ventaja competitiva, hacen exitoso un proyecto y permiten a las organizaciones crecer y mejorar.