MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
La historia de la humanidad está profundamente conectada con la migración. Como destaca Eva-María Geigl, del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia, “la historia de la humanidad está hecha de migraciones sucesivas”. A lo largo de los siglos, los seres humanos han migrado en busca de mejores condiciones de vida, ya sea por cambios climáticos, conflictos o nuevas oportunidades laborales.
En la actualidad, aunque la migración enfrenta actitudes de rechazo y xenofobia, esta, continúa siendo un motor clave para el desarrollo global, tanto en el ámbito social como en el ámbito económico.
Uno de los impactos más notables de la migración es el flujo de remesas, es decir, el dinero que los migrantes envían a sus países de origen. Según el Banco Mundial, en 2022 las remesas globales alcanzaron los US$647.000 millones.
Y cifras del Banco Interamericano de Desarrollo indican que las remesas enviadas a América Latina y el Caribe alcanzaron US$$155.000 millones en 2023, lo que representa un crecimiento de 9,5% en comparación con el año anterior y marca quince años consecutivos de cifras en aumento.
En economías de América Central, como El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, las remesas representan entre 20% y 30% del Producto Interno Bruto, superando en algunos casos los ingresos fiscales y el gasto gubernamental.
México, el segundo mayor receptor de remesas en el mundo, recibió más de US$63.000 millones en 2022, un 70% más que antes de la pandemia del covid-19, lo que ha contribuido al fortalecimiento de su economía y a la estabilidad del peso mexicano.
Incluso países como Argentina, han registrado aumentos significativos en estos flujos, con un incremento del 26% en 2022.
La relevancia de las remesas va más allá del simple envío de dinero; representan una oportunidad para impulsar la digitalización y la inclusión financiera en la región. Las plataformas digitales y fintech, como Mercado Pago y Ualá, entre otras, ofrecen servicios más rápidos y con comisiones más bajas, lo que facilita el acceso a servicios financieros para los trabajadores de bajos ingresos y reduce la informalidad en las transacciones.
Esta transformación tecnológica no solo optimiza el envío de dinero, sino que también brinda a las empresas datos valiosos sobre sus clientes, lo que abre a su vez nuevas oportunidades de negocio.
Puesto que el impacto de las remesas no se limita a los hogares individuales sino que también impulsan la economía local y fomentan sectores como el emprendimiento, el desafío para los gobiernos es fomentar un entorno financiero favorable que permita maximizar el impacto de estas, reduciendo barreras regulatorias y los costos de envío.
Vivimos un momento complejo en el que las bases de nuestra convivencia parecen resquebrajarse.
El reflexionar sobre la movilidad humana y su contribución al desarrollo social y económico global puede permitir un cambio en la narrativa sobre la migración. Tod@s, en algún/múltiples momentos, hemos sido migrantes y esta experiencia es parte integral de la condición humana.