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Hace unos días fue noticia que la ciudad de Nueva York se ahogaba en el smog y que sus residentes, quienes luchaban contra la severa contaminación del aire, estaban experimentando de primera mano las consecuencias del calentamiento global. El humo, originado por los incendios forestales en Canadá, llevó a las autoridades a emitir alertas sobre la calidad del aire en la costa este de Estados Unidos.
Los tapabocas volvieron, pero esta vez para protegerse del fuerte olor a quemado y del humo. Las imágenes de las escenas apocalípticas de la semana pasada en la Gran Manzana se multiplicaron en las redes sociales; y, esta ciudad llegó a ser la más contaminada comparada con las otras grandes ciudades del mundo, y se dice que el aire no regresará a la normalidad hasta que la lluvia llegue.
Y si esto no es una alarma para entender que el cambio climático es real y que es imposible aislarse de las amenazas asociadas a este ¿entonces qué lo es? El científico y defensor del clima Lucky Tran tuiteó una imagen del edificio de las Naciones Unidas en Nueva York cubierto por el smog naranja con el mensaje: “esta es la imagen perfecta de cómo los líderes mundiales han fracasado en detener la crisis climática”.
Quedó en evidencia que Nueva York no estaba preparada para estos eventos que según los científicos tenderán a multiplicarse a medida que el clima se calienta. No hay leyes que protejan a los trabajadores al aire libre del humo o plan de mitigación de riesgos para poblaciones vulnerables o espacios de aire limpio como existen en otras ciudades.
Durante estos días de crisis, las autoridades pidieron a los habitantes permanecer en el interior y usar aparatos para limpiar el aire, los eventos al aire libre se restringieron y algunas escuelas suspendieron sus clases; más esas medidas fueron precarias frente al riesgo inminente de enfermedades respiratorias, entre otras.
Lo que para muchos países del Sudeste Asiático es común (en Malasia en 2019, la calidad del aire empeoró al punto de causar vómito y enfermedades respiratorias a estudiantes provocando el cierre de las escuelas) resultó terrorífico para los habitantes de la ciudad que nunca duerme.
Si bien Estados Unidos ha emitido leyes como la Ley de Aire Limpio para mejorar la calidad del aire limitando la contaminación industrial, los incendios forestales están revirtiendo ese progreso.
Y mientras en la Selva del Asfalto sus monstruosos rascacielos se cubrían de gris, cuatro niños indígenas buscaban sobrevivir en la selva del Guaviare en el sureste colombiano. Las ironías de la vida…una selva asfixiaba a sus habitantes mientras que la otra, el pulmón del mundo, corredor del jaguar, de la anaconda, de la serpiente verrugosa (la serpiente venenosa más grande del mundo) protegía a unos niños. Estos niños caminaron durante 40 días en una zona inexplorada, guiados por su intuición, su observación y por lo que han aprendido de los adultos. Su sintonía con la naturaleza y su respeto hacia esta, los salvaron. ¡Que nuestra desconexión con esta no nos condene!