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Si es de l@s que sigue relacionando la “infraestructura” con cemento y hierro, es el momento de ampliar su visión. El concepto de infraestructura abarca los sistemas y servicios que sostienen la vida cotidiana, desde las carreteras y puentes hasta las redes de comunicación, sistemas de energía, de suministro de agua y de alcantarillado, y hasta incluye la inteligencia artificial.
Si bien la infraestructura física es esencial para el funcionamiento de las sociedades, los otros tipos de infraestructura son igual de cruciales. La infraestructura digital, por ejemplo, se refiere a los sistemas de telecomunicaciones, redes de datos y tecnología de la información que permiten la conectividad y el intercambio de información en una sociedad cada vez más interconectada. Sin una infraestructura digital robusta, las economías modernas no podrían operar a su máxima capacidad, especialmente en un mundo donde el comercio electrónico, la educación en línea y el teletrabajo son cada vez más comunes.
El Foro Económico Mundial ha asignado el término Infraestructura 4.0 para referirse a la importancia de la infraestructura digital en el desarrollo de la cuarta revolución industrial. En EE.UU., como parte de la Ley de Empleo e Inversión en Infraestructura de 2021, el gobierno federal está invirtiendo US$65.000 millones para ampliar el acceso a la banda ancha. Y los países de la Unión Europea están trabajando para ofrecer banda ancha con velocidad gigabit a todos los hogares y redes 5G a todas las áreas pobladas para 2030.
En América Latina, la Agenda Digital para América Latina y el Caribe de la Cepal es una iniciativa que promueve el uso de tecnologías digitales como instrumentos para un desarrollo sostenible. Si bien, la pandemia del covid-19 aceleró la transformación digital y la adopción de nuevas tecnologías en la región, los avances siguen siendo insuficientes y el BID calcula que 60% de la población de América Latina y el Caribe no tiene acceso a infraestructura digital de calidad.
Según un estudio reciente del BID, hasta 2030 América Latina y el Caribe necesitará invertir US$2.220.736 millones en los sectores de agua y saneamiento, energía, transporte y telecomunicaciones para expandir y mantener la infraestructura necesaria para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (objetivos adoptados en el marco de las Naciones Unidas). El estudio concluye que la región requiere invertir en infraestructura por lo menos 3,12% de su PIB cada año hasta 2030.
Uno de los proyectos de inversión más ambiciosos a nivel regional es el Corredor Bioceánico (una red de infraestructuras que incluye un corredor vial de 2.396 kilómetros y un despliegue de infraestructura digital significativo) que busca conectar las costas del Pacifico y el Atlántico por la parte central de Sudamérica.
Este proyecto estratégico que puede transformar la logística y el comercio en América del Sur, es una de las iniciativas que hace evidente la necesidad de invertir en infraestructura, tanto física como digital, para generar crecimiento económico, hacer competitiva a la región y aprovechar las oportunidades del nearshoring.