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Analistas 24/05/2023

Veinte años no es nada…

Leticia Ossa Daza
Socia Directora Práctica LatAm Paul, Weiss NY

Según la Organización Mundial de la Salud, el siglo XX marcó el principio de uno de los fenómenos más transformadores de nuestros tiempo: la llamada revolución de la longevidad. Entre 1950 y 2010, la esperanza de vida de la población mundial, tomada en conjunto, aumentó de 20 años y se espera que esta siga subiendo (actualmente es de 72 años).

Más no se trata tan solo de vivir más, se trata de vivir mejor. Mucho se habla por estos días de retrasar el envejecimiento, de la edad como un estado mental o del envejecer como una enfermedad curable.

Y la edad que para algunos es un número insignificante (pregúntele a Biden o a Trump), para otros como Bezos, Soros, Musk o Gates, el tema de la eterna juventud se ha convertido en una obsesión. Estos y tantos otros, invierten sumas millonarias en investigaciones médicas y/o en invenciones ligadas a gemelos digitales o transhumanismo (lo que permitiría que una persona siga existiendo después de haber fallecido).

Científicos como el genetista David Sinclair, considerado el gurú en el tema de la longevidad, dice que es posible retrasar el envejecimiento con medicamentos que están siendo probados. Sinclair, quien esta a cargo de un laboratorio en la Universidad de Harvard en donde se investigan las causas del envejecimiento, dice: no hay ninguna ley en biología que diga que debemos de volvernos viejos. Agrega, todavía no sabemos cómo detener esto, más las investigaciones realizadas han demostrado que el proceso se puede revertir.

Sinclair, además explica las virtudes de su trabajo en términos económicos afirmando que (estimaciones realizadas junto con algunos economistas reputados) extender la esperanza de vida en EE.UU. en solo dos años generaría un valor de aproximadamente US$86 billones para la economía en las próximas décadas - en este país se gastan millones en tratar enfermedades a las cuáles este científico y su equipo podrían ofrecer soluciones.

Se espera, de acuerdo con análisis elaborados por Bank of America, que la creciente industria de la biotecnología llegará a los US$600 billones de aquí a 2025. Estos análisis en los que se mencionan a varias compañías (Alphabet, Novartis, Amazon) y varios programas de innovación como los estudios respecto al genoma humano, a la inteligencia artificial y a la “inmortalidad”, afirman, que estos programas podrían prolongar la vida de los humanos más allá de los 100 años.

Aunque la ciencia ha avanzado y seguirá avanzando, y somos más conscientes de la importancia de los buenos hábitos para tener y prolongar una vida saludable, todavía no se ha encontrado la fórmula para perpetuarla. Aunque intentemos controlar la duración de la vida con medicamentos y tratamientos sofisticados, paguemos sumas astronómicas para beber de la supuesta fuente mágica, lo que tenemos con certeza es el presente; es el ahora. ¡Así que mejor no perdérselo!

En caso de no encontrar la receta prometida y tan añorada, qué tal intentar vivir con más ganas, contemplar más atardeceres, comer más helados y tener más problemas reales y menos problemas imaginarios.

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