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El 2023 empezó, con la fascinación generada por los chatbots, el famoso Chat GPT y por la inteligencia artificial (I.A.).
Esta última tiene al mundo en un estado de asombro y admiración, y de temor ante la rapidez y el alcance de sus avances.
Reguladores alrededor del mundo, y hasta la misma junta directiva de la compañía OpenAI empresa que lanzó Chat GPT se preguntan si estamos preparados para los retos que estos adelantos presentan. Hace unas semanas Altman, co-fundador y presidente de OpenAI, fue despedido por su junta directiva por 48 horas —se dice que la junta expresó sus dudas respecto a la visión de Altman y el objetivo que rige a OpenAI que es desarrollar I.A. para el beneficio de la humanidad. La presión de los empleados de la compañía llevó a la junta a reintegrar a Altman sin mayor explicación. Y mientras sigue el debate de cómo establecer marcos normativos para encuadrar el progreso tecnológico, OpenAI anunció que estará realizando un aumento de capital con una valoración financiera de US$100.000 millones de dólares para seguir con sus proyectos.
El 2023 también nos deja a varios “genios” de Silicon Valley en la cárcel, como: Bankman-Fried, fundador de la bolsa de criptomonedas FTC, y a Elizabeth Holmes, fundadora de la empresa de diagnóstico médico Theranos. Estos casos han llevado al cuestionamiento de la cultura (“fake until you make it”) que caracteriza al centro de la innovación; en donde se especula que sus cabezas más brillantes usan psicodélicos como LSD, ketamina y setas alucinógenas para liberar sus mentes del estrés y de la depresión, y poder lograr mayor creatividad. Se dice que Elon Musk, quien ha defendido el uso de microdosis (uso de dosis por debajo del umbral mínimo para generar una experiencia psicodélica) con fines terapéuticos, usa ketamina con regularidad. Si bien el consumo de psicodélicos no es nuevo, su uso cobró importancia hace unos días después de conocerse los resultados de la autopsia realizada al actor de la conocida serie “Friends”, Matthew Perry, quien fue encontrado muerto en su casa por los “efectos agudos de la ketamina”…
Y Elon Musk sigue dando de qué hablar en el 2023…esta vez por su apoyo a un tuit explícitamente antisemita después de lo ocurrido el 7 de octubre en Israel lo que produjo un éxodo de anunciantes en X (ex-Twiter). Musk lo solucionó con un viaje a Israel para disculparse.
Y hablando de antisemitismo, Harvard, MIT, la Universidad de Penn entre otras, reconocieron el aumento de incidentes de intimidación a la comunidad judía en sus universidades y sus rectores fueron llamados a dar su testimonio ante el Congreso de EE.UU. Estos testimonios, criticados por no reconocer ni condenar las incitaciones a la violencia y las manifestaciones de odio que se están llevando a cabo en sus universidades, llevaron a la renuncia de la rectora de UPenn.
Y es que las palabras importan, la libertad de expresión no nos puede llevar a aceptar los discursos que instigan a la violencia, a la discriminación, a la intolerancia…seguimos sin aprender.
