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Hay personas que parecen tener un don especial, una especie de aura que ilumina cualquier lugar en la que entran. Son las que, sin esfuerzo alguno, atraen a quienes las rodean, creando una atmósfera de bienestar que se percibe en cada palabra y cada gesto. No necesitan pedir permiso para estar presentes; simplemente están ahí, y su presencia es tan agradable que todos se sienten mejor por tenerlas cerca. Se destacan en sus círculos sociales, son los que parecen avanzar sin freno en sus carreras, y sus logros parecen llegar con la misma facilidad con la que respiran.
Ese tipo de personalidad es cautivadora. Un carisma difícil de resistir. Una atracción natural que impulsa a buscar la compañía de esas personas, buscar su consejo, escuchar sus reflexiones. Es innegable que todos somos diferentes y no solo en nuestro aspecto físico. No tenemos la misma educación, la misma cultura o la misma inteligencia. Es claro que somos mejores en unas actividades que en otras. Hay quienes son estupendos al hablar, otros al escribir. Pero los rasgos de la personalidad pueden adquirirse y aunque para unos sea más fácil que para otros, es posible convertirse en un ser carismático.
El carisma no es un don reservado solo para unos cuantos afortunados. No se trata únicamente del apreciado carisma natural que muchas veces parece reservado para quienes son cercanos. Son cualidades como la generosidad, la empatía, la amabilidad, y el optimismo las que, cuando se desarrollan con intención, crean el magnetismo que se admira y el cual muchos desean también poseer.
“Cómo tener relaciones gratificantes, ganarse la confianza de los demás e influir en la gente” es parte del legado de Dale Carnegie, quien murió el 1 de noviembre de 1955. Él en 1936 publicó el reverenciado “Libro de Negocios número uno del siglo xx” y que además la revista Fortune incluyó entre los siete libros que todo líder debería leer: “Cómo ganar amigos e influir sobre las personas”.
“Desarrollar el carisma es la clave del éxito. Ser inteligente, competente en tu carrera, trabajador y orientado a objetivos es muy importante, pero nadie sabrá que tienes estos rasgos si no tienes una personalidad que te haga brillar” escribió Carnegie. Este libro es claro que puede ser el primer paso, de ser necesario, en la búsqueda de ese brillo que revoluciona el poder social que tienen las cualidades atractivas que la gran mayoría desean para una existencia significante y significativa.