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Analistas 16/12/2024

El libro del año

Lewis Acuña
Periodista
La República Más
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No somos solo los libros que hemos leído, somos los capítulos que elegimos escribir. Cada línea en la que invertimos el agotable tiempo de nuestra vida tiene el potencial de sumar minutos a nuestra experiencia vital, de complementarnos, de cambiarnos. Han sido 46 los que durante 2024 he compartido en este espacio con la convicción de su valor. Ni buenos, ni malos -no los califico- pero cada uno de ellos con el potencial necesario para aportar, sobre todo cuando la lectura, en tiempos de Inteligencia Artificial, se convierte en uno de los actos humanos más notables. Leer por gusto, por convicción, por esperanza o necesidad de respuestas. Ahora más que nunca leer es una acción de crecimiento personal, de desarrollo humano, de libertad e independencia sin importar el género en que se muevan las líneas. Pero no es suficiente.

No es suficiente ni se trata de acumular páginas, citas resaltadas o resúmenes. No nos volvemos mejores personas simplemente por haber leído a los que consideremos grandes autores o por creer que dominamos sus ideas más profundas. El verdadero impacto ocurre cuando traducimos lo que consideremos enseñanzas al lenguaje del día a día. Son incontables los que pueden considerarse malos seres humanos que son grandes lectores. También son muchos quienes no pueden evitar caer en la trampa del ego lector. La ilusión de superioridad intelectual. Leer es también un gesto de humildad con uno mismo. Es un hecho diferente abordarlo con esta perspectiva a pensar o aspirar a que nos entrone en un plano más alto a los demás por hacerlo o por dedicarnos a uno u otro género. Humildad también la de la inmensa cantidad de seres maravillosos que no tienen en la lectura un hábito, pero que con sus actos escriben páginas de oro, que en definitiva, es quizá la más alta de las aspiraciones.

Mientras seguimos leyendo grandes libros, también estamos escribiendo uno con nuestros días. La vida es ese libro cuyas páginas recorridas son la única certeza que tenemos de haber existido. Conocemos bien su inicio y sus mayores tramas que ya aseguran que no serán páginas en blanco. ¿Qué escribiste en tu libro este año? ¿Qué capítulos quisieras atesorar? ¿Cuáles te dolió escribir? ¿Qué harías diferente? En cualquier caso arrancar alguna página no borrará las palabras y no puedes adicionar hojas entre lo escrito para cambiar lo que fue. Todo está en el presente y es imposible determinar con certeza las hojas que restan, pero se pueden alimentar con intención.

En el año que viene escribe páginas que te enorgullezcan. Que tus actos reflejen lo mejor de ti, que tus palabras dejen una huella y que, al final del camino, cuando alguien te lea, encuentre una gran historia.

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