MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
No se trata de tratar más duro, sino de trabajar de manera más inteligente, disfrutando el proceso y encontrando formas de hacer que lo que haces se sienta bien. El esfuerzo no tiene que estar peleado con la alegría. Es la conclusión esencial que me queda de “Productividad Feel Good” del doctor convertido en emprendedor y youtuber Ali Abdaal. “Si la meta es el éxito, la felicidad es el camino”- dice- e incluye 54 experimentos prácticos que puedes probar en tu vida para encontrar lo que mejor te funciona. Es su promesa de valor. Sin disfrute, cualquier logro queda vacío, sostiene.
Su planteamiento, dividido en tres ejes, energizar, desbloquear y sostener, no es solo una invitación a cuestionar cómo trabajamos, sino también a repensar lo que consideramos éxito.
Energizar, una idea que debería ser obvia, pero que casi siempre olvidamos. No puedes ser productivo si el trabajo te agota antes de empezar. Encontrar energía en lo que haces no es cuestión de suerte, sino de integrar tres elementos esenciales, el juego, el poder y las personas. Como lo descubrió un Premio Nobel.
Richard Feynman recuperó su entusiasmo por la física cuando empezó a tratar sus problemas científicos como acertijos. No fue una casualidad. Fue una decisión. Ese cambio de enfoque lo llevó a descubrimientos extraordinarios, pero, más importante, a disfrutar de su trabajo de nuevo. También está el poder, entendido como esa sensación de control que surge cuando conectas con lo que realmente te importa. Las personas, el tercer elemento, por el simple hecho de rodearte, si te inspiran o te acompañan, pueden cambiar cómo te relacionas con tus tareas. Pero encontrar energía no resuelve todo.
Hay días en los que, a pesar de tener claridad, entusiasmo o incluso ganas, algo parece detenerte. Incertidumbre, miedo e inercia. Abdaal explica cómo la procrastinación, ese mal que tanto se juzga como pereza, casi siempre tiene raíces más profundas. Tal vez no inicias porque no sabes por dónde empezar. O porque el miedo al fracaso te paraliza. O simplemente porque has estado inmóvil tanto tiempo que el solo hecho de moverte parece imposible. Sus estrategias no son mágicas, pero pueden funcionar porque son simples.
Dividir tareas grandes en pasos tan pequeños que se vuelvan imposibles de ignorar. Cambiar la perspectiva, si no puedes enfrentarte al problema como tú mismo, hazlo como alguien más, con la seguridad y valentía de un superhéroe. Lo llama “el efecto Batman”, para salir de la parálisis no necesitas más presión, sino un cambio de enfoque. Pero el verdadero desafío está en sostener el ritmo.
Es fácil ser productivo un día o una semana. Lo difícil es hacerlo sin desgastarte en el intento. Descansar no es opcional. Aprender a decir no tampoco lo es. Si trabajas en algo que no se alinea con tus valores o con lo que realmente importa para ti, mas temprano que tarde el agotamiento aparecerá, y con él la frustración. La productividad no puede sostenerse sin propósito y esa es la invitación de libro.