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El aislamiento social es más peligroso que la diabetes y una gran cantidad de enfermedades crónicas. Lo demuestran diversos estudios. La conexión con otros es algo que debes permitir que te ocurra. Conectar con esas personas te aporta lo suficiente para sentirte más sano y feliz. Las conversaciones son el método y estrategia porque pueden cambiar tu cerebro, cuerpo y forma en que experimentas el mundo, de hecho, según un ex reclutador de la CIA, “las conversaciones son lo más poderoso que existe en la tierra”. Si todos ansiamos conexiones reales, todos debemos mantener conversaciones significativas.
Aquello que identificas como “química” cuando conectas con alguien en una conversación, en realidad es una forma de acoplarse a la mentalidad del otro. Es el permiso que te concede para entrar en su cabeza, ver el mundo a través de sus ojos, comprender qué le importa y qué necesita. Tú le das permiso para comprenderte y oírte. Una danza de palabras recíproca, pero no es cuestión de encajar vulnerabilidad con vulnerabilidad, o pena con pena. Más bien, es estar emocionalmente disponible, escuchar cómo se siente, lo que necesita y compartir sus propias reacciones emocionales, que son las grandes protagonistas.
Las emociones impactan en todas las conversaciones, tanto si te das cuenta como si no. Incluso cuando no reconoces esos sentimientos, siguen estando ahí, y cuando se ignoran, es probable que se conviertan en obstáculos para la conexión. La inteligencia emocional proviene de mostrar a alguien que oíste sus emociones. Cuando la otra persona cree que intentas comprender sus puntos de vista, se vuelve más confiada y más dispuesta a expresar sus pensamientos e ideas. Esa sensación de seguridad, valor y aceptación que proviene de creer que la estás escuchando de verdad la predispone a revelar sus propias vulnerabilidades e incertidumbres. Las decisiones inconscientes que tomas al hablar y escuchar, las preguntas que formulas y las vulnerabilidades que expones, incluso tu tono de voz, pueden influir en quién confías, quién te convence y a quién buscas como amigo o socio.
Lo único que necesitas es escuchar con atención lo que se dice y lo que no. Formular las preguntas apropiadas. Reconocer y acoplarte al humor de los demás, y hacer que tus sentimientos se perciban con facilidad.
“Supercomunicadores” de Charles Duhigg, explora cómo te comunicas y conectas, porque la conversación oportuna, en el momento oportuno, puede cambiarlo todo.