MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
La verdad es fundamental para sanar, para reconciliar y para construir. Ese valiente y arduo proceso de construcción de una verdad colectiva requiere de la voluntad de compartir espacios con contrarios y reconocernos como seres humanos que cometemos errores. Sin esos espacios y sin la disposición de dialogar entre diferentes, la verdad y la construcción de paz no serán posibles.
La democracia y los consensos en las ideas no se profundizan entre iguales. En Colombia, después de más de seis décadas de conflicto, hemos mantenido la incapacidad cultural y práctica de compartir con contradictores ideológicos. De esta manera, manteniendo excluidos a los contrarios, será imposible resolver las causas del conflicto y evitar que nos acerquemos a pasos agigantados a los extremismos.
La situación política actual es preocupante porque el negacionismo está presente en los dos candidatos con mayor favorabilidad. En ninguno hay voluntad de construir desde la diferencia ni de crear espacios en los que se permita el disenso en búsqueda de mejores soluciones para el país. Paradójicamente, sectores políticos que han defendido la construcción colectiva y las diferencias cierran constantemente puertas a quienes pueden contribuir pero que no piensan totalmente igual. El centro político en Colombia, en vez de gestarse como un espacio para unir y para atraer individuos valiosos de múltiples sectores, se convirtió en un espacio sectario y, cada vez más, solitario. Nuevamente, la construcción colectiva y democrática necesita pensamientos diferentes. Es absurdo pensar que estos objetivos se logran únicamente con individuos afines a las ideas propias.
Por lo tanto, nuevamente, estamos en la cuerda floja de la violencia política. ¿Cuál será el resultado si gana Petro? ¿Sus opositores preferirán el fracaso del país en vez de participar y construir un gobierno pluralista? ¿Cuál será el resultado si gana Gutiérrez? ¿Una oposición masiva desde las calles y desde el legislativo que impedirá el funcionamiento del país?
Las decisiones individuales y diarias, sumadas, de no compartir con quienes tienen una concepción del mundo diferente, explican las consecuencias negativas que implica la victoria de cualquiera de los dos candidatos si mantenemos las lógicas que han guiado la historia del país por décadas. Este es el resultado de una sociedad, de individuos y de dirigentes que sistemáticamente han bloqueado espacios para construir en la diferencia.
Ahora, los líderes políticos no son ajenos a estos riesgos y resultados. Los riesgos de estas dos alternativas son evidentes para la mayoría y, a pesar de eso, las acciones orientadas a darle una solución al país y a los electores han sido escasas. La omisión y la inacción también conllevan responsabilidades. Los líderes políticos que han cerrado puertas para construir y que han preferido ignorar estos riesgos serán responsables de la evolución del país en los próximos años y del posible resurgimiento de la violencia política.
En esta incertidumbre y escasez de esperanza, de vez en cuando, los hechos nos sorprenden y hay que celebrarlos. Hay que celebrar la verdad y la valentía. Hay que celebrar a las víctimas por su grandeza con Colombia y con esta apuesta por la reconciliación. Hay que celebrar la valentía de personas que se han entregado para que los actores del conflicto enfrenten a las víctimas con la verdad. Hay que celebrar a quienes le cumplen al país contribuyendo a la verdad, a pesar de haber cometido crímenes atroces. Necesitamos acciones individuales para crear espacios de diálogo entre diferentes, para construir colectivamente en la diferencia y para dejar de considerar al contrario moralmente inferior, de tal forma que salgamos de esta espiral, que pareciera no tener fin, de violencia política.