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Uno de los hitos en la historia de las instituciones colombianas es la creación de Colciencias y con ello la política pública de ciencia y tecnología. Es la realización de Alberto Ospina Taborda, Capitán de la Armada Nacional quien al regresar de su maestría en ingeniería electrónica en el MIT, y animado en las tertulias sobre ciencia y tecnología y el Seminario de Fusagasugá sobre Ciencia y Tecnología para el Desarrollo a inicios de 1968, justificó la necesidad y la importancia de crear el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y el Fondo Colombiano de Investigaciones Científicas y Proyectos Especiales “Francisco José de Caldas” como quedó el nacimiento de Colciencias en el Decreto 2869 de 1968.
Nacido hace 100 años, el 8 de diciembre de 1924, en la vereda de La Otramina del municipio antioqueño de Titiribí, el Capi supo cómo se supera la pobreza a partir de la educación. Se destacó en la Escuela Naval de Cadetes de Cartagena con la medalla al mérito académico “Francisco José de Caldas” y luego como promotor de la formación en física e ingeniería con la introducción de nuevos métodos de enseñanza lo que mejoró el nivel académico de la Escuela.
Transitó por el Ministerio de Educación Nacional promoviendo la educación científica y en el Ministerio de Comunicaciones, donde introdujo el primer computador, impulsó la modernización tecnológica de Telecom y creó la televisión educativa en Inravisión.
También creó el Número de Identificación Tributaria (RUT) con la implementación de un sistema computacional en la División de Impuestos Nacionales.
Tras su retiro de la Armada, empezó su fase de emprendedor con la creación de Cienytec Ltda (hoy SAS) en 1966 dedicada a la comercialización de productos educativos, instrumentación científica, materiales y equipos de laboratorio. También fundó dos firmas de consultoría, una en telecomunicaciones (Intelsis) y la otra en el campo de las ingenierías (Consorcio de Ingeniería CDI).
También participó en la conformación de la Fundación para el Fomento Educativo y el Avance de la Ciencia y la Tecnología siendo su director ejecutivo. Fue consultor en organismos multilaterales como la ONU, la OEA y la Onudi en el marco del Acuerdo de Cartagena, y contribuyó a la creación de varios organismos nacionales de ciencia y tecnología Oncyt asesorando varios países de América Latina.
La educación científica ha sido la obsesión de su vida, y como me insistió en un café donde me entregó su libro “Creación de Colciencias. Una monografía, un testimonio” publicado para los 50 años de Colciencias, nuestra misión es la de persistir en la creación de cultura científica. Me hizo mucho énfasis en que entidades que él ha promovido como Avanciencia, Colfuturo, Tecnos, Maloka y el MIT-Harvard Club de Colombia son clave para esa misión.
Su acción en el campo de la ciencia es muy amplia, y va desde la modernización y transformación de los sistemas educativos de las Fuerzas Armadas, la creación de centros de investigación en las universidades, la radioastronomía y la biodiversidad y la bioeconomía sostenible con productos como las pasifloras.
Con sus numerosas condecoraciones entre las que se destaca el premio Vida y Obra a los investigadores eméritos de Colciencias y la Condecoración Orden de la Democracia Simón Bolívar en el grado Cruz Comendador de Congreso de la República el pasado noviembre, el Capitán Ospina, miembro honorario de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Colombia recibió de esta corporación la semana pasada su máxima condecoración, la Medalla General Francisco de Paula Santander. Su legado es ingente y será considerado como el precursor de la modernización institucional de la ciencia y la tecnología en Colombia y América Latina.
En el saludo que le di por su cumpleaños le agradecí por ser la inspiración de tantas personas que hemos buscado, como él mismo me indicó “permear los estamentos de la política y la gestión de la ciencia para crear cultura científica en la población colombiana como fuente de un futuro mejor”.
Feliz cumpleaños mi capitán.