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ANALISTAS 22/10/2024

Daron Acemoglu, la paradoja de Solow y la industria manufacturera de Colombia

Luis Antonio Orozco
Ph.D Profesor Universidad Externado de Colombia

Una de las referencias más recurrentes en esta columna es a Daron Acemoglu por sus explicaciones históricas, bien fundamentadas, sobre las innovaciones institucionales que han marcado diferencias en las trayectorias de inclusión social y el desarrollo en los países. Pero poco se habla de su trabajo econométrico como el realizado sobre la paradoja de Solow.

Resulta que la tercera revolución industrial que inicia con la expansión de los semiconductores en la década de 1970, tras la explotación del transistor inventado por John Bardeen, Walter Brattain y William Shockley -que les hizo merecedores del Nobel de Física en 1956- las organizaciones empezaron a introducir la computación a gran escala para organizar sus procesos, procedimientos y transacciones.

Una de las promesas que portaba esta nueva revolución era la automatización para la conquista de una productividad empresarial sin límites. No solo los bancos, que basarían toda su operación en la transformación digital, sino la industria manufacturera obtendría un beneficio sin precedentes.

Sin embargo, las cosas no cuadraban como lo indicó uno de los economistas más respetados de todos los tiempos, el Nobel Robert Solow -quien demostrara que la inversión en ciencia y tecnología es un factor determinante en la productividad-. Solow escribió en su columna del New York Times en 1987: “Usted puede ver la era de la computación en todas partes menos en las estadísticas de la productividad”. Esta sentencia se convertiría en una hipótesis de investigación que pasó a ser conocida como la paradoja de Solow.

Conocí el trabajo de Acemoglu cuando investigaba si la transformación digital incide en la innovación de la industria manufacturera de Colombia. En un trabajo que publiqué en 2010 brindé evidencia de que la innovación en la industria manufacturera del país dependía no solo de la inversión en investigación y desarrollo (I+D), sino de las capacitaciones, redes con la academia y lo más revelador, de la cantidad de personas con formación doctoral.

Este resultado sirvió de respaldo para una política que diseñamos con el Sena y la Universidad de los Andes para vincular personal de los departamentos de I+D de las empresas a los programas doctorales en ingeniería y tener una sinergia entre la capitación técnica con la innovación industrial afincados en las relaciones universidad-empresa.

Más o menos en 2018, con el auge de la transformación digital en las empresas, quería saber si las tecnologías de la información (IT) potenciaban esa innovación combinando los recursos que previamente había analizado. Con mis colegas y estudiantes de doctorado emprendimos una investigación teórica y estadísticamente ambiciosa, particularmente animado por un artículo de Daron Acemoglu titulado: Return of the Solow paradox? IT, productivity, and employment in US manufacturing, publicado en 2014 en el American Economic Review.

Su lectura y evidencia econométrica indicaban que las IT no parecían estar cambiando la capacidad de la manufactura para aumentar la productividad, tal como lo indicara el Nobel Solow.

Con un análisis econométrico para un periodo de ocho años con datos de la industria manufacturera de Colombia, encontramos que la inversión en IT por si sola no parece acompañar la innovación empresarial. De hecho, parece sustituir al capital humano (como puede verse en la obsesión por introducir chatbots) e inhibe la innovación si no se invierte en I+D (como parece que hacen los Enterprise Resourcing Planning - ERPs).

Luego de publicar nuestros resultados en un artículo titulado How do IT investments interact with other resources to improve innovation? en el Journal of Business Research en 2022, me dediqué a profundizar los trabajos de Acemoglu, y encontré justo lo que necesitaba, explicaciones fundadas en la historia sobre los factores que inciden en el desarrollo desde una nueva visión del institucionalismo.

Tras estar atrapado en la lectura de Why Nations Fail? y luego de Power and Progress, logré entender mejor la complejidad que reviste el desarrollo, pero sobre todo afianzar mis resultados de investigación, coincidentes con los del economista turco-americano.

Parece que la paradoja de Solow aparece tanto en la industria manufacturera norteamericana como en la colombiana, y que, como dice Acemoglu y Jhonson en la página 231 de Power and Progress “So-so automation is particularly troublesome because it displaces workers but fails to deliver in terms of productivity”.

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