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ANALISTAS 11/03/2025

Los verdaderos debates de la inteligencia artificial

Luis Antonio Orozco
Ph.D Profesor Universidad Externado de Colombia
La República Más

Por estos días se siente el respiro de orgullo de la ministra de ciencias Yesenia Olaya, quien con júbilo hace propia una iniciativa que no solo lideró el exministro de las TIC, Mauricio Lizcano, sino que resultó de un proceso descoordinado que incluyó una confrontación entre los alcances de los documentos de política del MinTIC y el de MinCiencias sobre la IA, que salieron antes de concertar en el DNP un Conpes (expedido el pasado 14 de febrero con el número 4144). Diez días después el presidente Gustavo Petro en el “Encuentro nacional ciencias, tecnologías cuánticas e inteligencia artificial, aportes desde la universidad” arrojaba palabras entre las que reconoció que “nos demoramos más discutiendo que en la acción”. También le inventó no solo un premio Nobel a Stephen Hawking -quien este 14 de marzo cumple siete años de fallecido- sino que intentó, mientras la ministra de ciencias asentía de forma irreflexiva, endilgarle al físico inglés la idea de que la inteligencia artificial y el cambio climático “van juntas” cuando ni en su última entrevista en la BBC o en su libro póstumo “Brief Answers to the Big Questions” Hawking hizo esa asociación.

Sí existe una fuerte relación entre la proliferación de la IA y el cambio climático, como expuse en una columna en La República titulada “La IA, ni inteligente ni artificial”, que describe la investigación de Kate Crawford sobre cómo la explotación minera de materiales raros y el masivo consumo de energía que exige la IA contribuyen al cambio climático y la destrucción del planeta. Pero esto no lo barrunta Petro, quien mientras elucubra sobre el algoritmo del profesor del MIT, Peter Shor, (que no tiene aplicaciones concretas sobre la IA como él imagina), su gobierno alardea un Conpes que promete unos US$117 millones para hacer de Colombia potencia mundial de la IA.

Seamos sensatos, el desarrollo total incluyendo servidores y centros de datos de la IA china DeepSeek requirió una inversión de US$1.300 millones, y es solo un proyecto de LLM. Chile en dos años, sin tanto discurso y planes tipo Conpes, creó un sistema de gobernanza en red con 27 instituciones de investigación y 60 profesionales de América Latina administrado por el Centro Nacional de Inteligencia Artificial que anunció el lanzamiento de Latam GPT para mediados de 2025 tras una inversión de US$550 millones (cifra cercana a los US$540 millones que invirtió solo en 2022 OpenAI para lanzar el GPT 3).

El gobierno del cambio lleva dos años y siete meses sin avance serio en su deleznable planeación. El discurso de Colombia, potencia mundial de la vida -con el Cauca y Norte de Santander ardiendo en violencia- y la megalomanía de Petro que pareciera sentirse el superhombre que propuso Friedrich Nietzsche, capaz de crear nuevos valores, solo ha generado con su nihilismo woke un imperio del caos donde sería impensable la idea de experimentar el eterno retorno nietzscheano. Basta el reconocimiento de la vicepresidenta Francia Márquez de que la gente estaba mejor antes del gobierno del cambio. Nuestro pensador prusiano no dudaría en calificar de decadente la situación que ha creado Petro con su caótica imposición de poder sumiendo en la oscuridad varios sistemas nacionales como el de educación, o el de ciencia y tecnología, por no mencionar la salud o la seguridad donde asoman los verdaderos debates de la IA.

Volviendo a Hawking y último libro, aparece la idea de la creación de un superhombre a partir de la ingeniería genética que modificaría el ADN para crear capacidades físicas e intelectuales colosales. También indicó el físico inglés en la BBC en 2014 que “el desarrollo de una completa Inteligencia Artificial podría traducirse en el fin de la raza humana” -al parecer la frase que dijo no entender Petro en el citado encuentro-. La ciencia ficción de los supersoldados, por ejemplo, en un camino de armas autónomas letales operadas por IA en sistemas ciberfísicos para la guerra, como analizamos en una publicación con mi estudiante doctoral Mikel Ibarra, sí debiera preocuparnos. También cómo con la educación en ciencias sociales podemos facilitar la aparición del superhombre de Nietzsche, de verdaderos espíritus libres capaces de solucionar la enfermedad del nihilismo de la IA con nuevos valores que le den a la humanidad la capacidad de enfrentar, de arrostrar el avasallamiento de la IA que acelera el cambio climático, reconfigura la guerra y amenaza la extinción del hombre.