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Antonio Ricaurte se inmortalizó como héroe y mártir de la independencia con la estrofa que evoca una idea científica de John Dalton de 1803: la unidad indivisible e indestructible de toda materia es el átomo. Para 1850, cuando Rafael Núñez compuso el verso, como parte del poema que sería a la postre nuestro himno nacional, la idea de Dalton estaba difundida y aceptada en la cultura popular. Sin embargo, el avance de la ciencia a inicios del siglo XX, con la idea Albert Einstein de que poca materia acelerada genera mucha energía (E=mc²), los modelos atómicos de la mecánica cuántica y los experimentos liderados por la profesora Lise Meitner, nos demostró que el átomo podría explotar liberando ingentes cantidades de energía. Igualmente, la historia fue dando pistas de que Ricaurte probablemente no voló en átomos en 1814, sino que, según el general Luis Perú de Lacroix, murió asesinado y que Simón Bolívar inventó el relato para atemorizar al enemigo e infundir valor a sus soldados. En átomos voló fue su estatua en 1936, dos años antes del descubrimiento de la fisión nuclear.
La metáfora ‘en átomos volando’ evoca en cualquier caso a la dispersión de las unidades que componen un todo. Ahora bien, MinCiencias en átomos volando hace referencia al hecho innegable de la rotación y salida de altos funcionarios y servidores de la entidad desde que asumió como ministra Yesenia Olaya, y a la incapacidad de coordinar y cumplir con la misionalidad de la entidad. Son públicas las denuncias de acoso y sobrecarga laboral, abuso de autoridad, maltrato y estrés, desencadenando no solo la renuncia de al menos 21 funcionarios -entre ellos cuatro viceministros, el más reciente la semana pasada-, sino la inaceptable desaparición de Elizabeth Orjuela, directora de gestión de recursos de CTI, quien antes de su deceso, habría presentado su carta de renuncia a la ministra. De otra parte, MinCiencias se mete en terrenos que no le competen como en educación o emprendimiento, perdiendo liderazgo como ente rector del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Sncti). Hay cuestionamientos públicos por el programa ‘Jóvenes en ciencia para la paz’ que, pese a las advertencias, la ministra contrató a las cámaras de comercio de Quibdó, Buenaventura y su natal Tumaco -a donde viaja con frecuencia- para actividades propias del Sena, Innpulsa y MinCIT. MinCiencias destina recursos para la formación sin coordinación con MinEducación, como ejemplifica el proyecto Colombia Robótica. Ya es costumbre para los gestores de investigación que las convocatorias se aplacen o suspendan, como la 32 para proyectos asociados al derecho a la alimentación, la 937 de investigación fundamental y la convocatoria de grupos, investigadores y revistas. También hay lentitud en la ejecución de las regalías, falta liderazgo con los Codecti y problemas en el Ocad. Entre tanto, la ministra mantiene servidores públicos sin contrato y posesiona en altas direcciones a sus allegados, como el arrendador y la persona fiadora de su apartamento en Bogotá.
La fisión nuclear es la fractura del núcleo del átomo que genera grandes cantidades de energía y radiaciones electromagnéticas altamente destructivas. La ciencia nos llevó a fronteras desconcertantes y aterradoras con los resultados en el Laboratorio de Los Alamos, liderados por Robert Oppenheimer. Esperemos que MinCiencias no llegue a la fisión nuclear desintegrando su institucionalidad y la del Sncti, con graves afectaciones para el futuro de Colombia.