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Vinod Aggarwal, profesor distinguido de la Universidad de California Berkeley y uno de los más relevantes académicos a nivel global sobre las relaciones entre estados y empresas, estuvo visitando Colombia. Gracias a su generosidad y el liderazgo de Lina Luna, directora de la Escuela de Relaciones Internacionales del Externado, nos reunimos el pasado 15 de junio en la Facultad de Gobierno, Finanzas y Relaciones Internacionales a debatir la pregunta ¿Can International Institutions Constrain New Economic Statecraft?
El tema es el siguiente: Desde el surgimiento de los estados nación, los gobiernos han buscado formas de incidir en la economía y política de otros países para imponer sus intereses y garantizar la seguridad nacional. Hemos pasado de mecanismos para el manejo de las relaciones exteriores enfocadas en la generación de riqueza, a una orientada a las lógicas del poder. Pasamos de mecanismos tradicionales basados en impuestos y aranceles, que incluyen subsidios y sanciones, hacia el complejo diseño de mecanismos de integración económica a través de alianzas entre países con múltiples formas de cooperación y competencia. Los países ya no se apoyan en la Organización Mundial del Comercio, OMC, sino que diseñan intervenciones estratégicas en el mercado coordinando sus políticas industriales y comerciales y movilizando la fuerza de las firmas y las inversiones para lograr sus objetivos geopolíticos. En conclusión, del profesor Vinnie sostiene que se está dando un tránsito del poder que tenían estas organizaciones multilaterales a uno basado en la intervención directa de los países para gobernar la economía denominado new economic statecraft.
Uno de los temas clave del profesor es la centralidad de la tecnología como recurso de dominio y restricción por razones de seguridad nacional. Y llegó un claro ejemplo el 19 de julio pasado con el fallo en la actualización de un antivirus para los dispositivos con Windows de Microsoft por parte de Crowdstrike, que hizo colapsar la operación de hospitales, aeropuertos y bancos en todo el mundo occidental -China casi no usa Windows-. Teniendo ahora en mente la importancia del statecraft, se puede prever una guerra con nuevas formas de intervención por el control de sistemas e infraestructuras que pueden amenazar la estabilidad informática y por tanto la misma economía. A continuación, presento un esbozo sobre tres puntos clave del panorama actual.
El orden corporativo que controla ingentes plataformas y aplicaciones digitales lo impone la comunidad Gafam: Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft. Controlan tecnologías críticas y monopólicas como la inteligencia artificial -Microsoft tiene Copilot y es accionista de OpenAI y su famoso ChatGPT- , y su enorme poder reside en el manejo de datos que impactan la democracia y la estabilidad política de las naciones. Luego tenemos la guerra fría de los microchips entre Estados Unidos y China. Compañías como Huawei o ZTE han sido perseguidas en los Estados Unidos acusadas de espionaje tecnológico. Los fabricantes pueden tener el control de todos los datos que pasen sobre sus microchips, por lo tanto, el control de los chips es un asunto de soberanía y seguridad nacional pero también de poder hegemónico de la tecnología para la creación de riqueza. Y este poder corporativo de fabricantes de tecnología tiene detrás la transición del poder en los fondos de inversión. La habilidad de un estado para gobernar y manejar sus relaciones externas está condiciona por el poder de las corporaciones multinacionales. La capacidad de coordinación de los fondos de inversión y la excesiva concentración de la riqueza han hecho que las denominadas Big Three: BlackRock, Vanguard y State Street Global Advisors, tengan un enorme poder de control en multinacionales de todo el mundo dominando cerca de 88% de las empresas del índice S&P 500. Entonces, frente a la pregunta del evento: ¿pueden las instituciones internacionales limitar el nuevo arte de gobernar la economía? Y tal parece que la excesiva concentración de poder en las corporaciones privadas manejadas por fondos de inversión globales en una guerra fría por la tecnología crítica nos deja una ruta de trabajo que requiere investigación seria para proponer alternativas para economías emergentes como la nuestra.