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Analistas 01/07/2024

Nitty-Gritty de la IA y la administración

Luis Antonio Orozco
Ph.D Profesor Universidad Externado de Colombia

Para 2005 se fue abriendo camino la expresión Big Data, seguido de la analítica. Luego de la aparición del Bitcoin en 2008 llegó el block chain y unos años más tarde el machine learning. Pero desde la aparición en 2017 los large language models (LLM) que son redes neuronales artificiales capaces de generar textos y palabras coherentes que descrestaron al mundo con el lanzamiento del Generative pre-trained transformers (GPT) 3 en 2020 por OpenAI, la expresión de moda es la Inteligencia Artificial - IA.

Lo que poco sabemos es que la idea detrás de una inteligencia artificial podría remontarse a las discusiones de la condesa y matemática Ada Lovelance con uno de los genios de la administración moderna e inventor de la primera computadora, Charles Babbage, para la década de 1830 en Inglaterra.

Frente a la pregunta si la máquina de cálculo podría pensar, Ada, la hija del poeta Lord Byron y la baronesa Annabella, fundadora de la primera escuela industrial del Reino Unido, indicaba esa imposibilidad. Sin embargo, Alan Turing en 1950 publicó un artículo titulado Computing Machinery and Intelligence donde declaró que una máquina que operara como un humano, por ejemplo en un juego, podría llamarse inteligente.

Este tema le caló a quien condujo la administración de una serie de proverbios hacia una ciencia, el nobel de economía Herbert Simon, quien tenía una obsesión por el ajedrez y programó la primera IA en 1956 con sus colegas Allen Newell y John Clifford en Rand Corporation -Logic Theorist- que resolvía teoremas matemáticos complejos de forma novedosa-.

Simon formaría una de las escuelas del pensamiento administrativo más influyentes de todos los tiempos, indicando la necesidad de automatizar las operaciones de las organizaciones con decisiones programadas para darle tiempo a los administradores para las decisiones estratégicas, donde la racionalidad es limitada -no podemos saber ni calcular todo- y es necesario pensar y negociar.

Luego la IA entró en hibernación, ya que los intentos por construir máquinas capaces de pensar con autonomía no llegaron a nada disruptivo. Los proyectos de la Defence Advanced Research Projects Agency, Darpa, de Estados Unidos apenas mostraron algunos destellos con Shakey the robot en la década de 1970. Fue hasta 1997 cuando el programa Deep Blue de la International Business Machine derrotó a Garry Kasparov en un juego de ajedrez y la empresa se embarcaría en la creación de una IA revolucionaria desarrollada con una extensa colaboración científica a la que llamó Watson (en honor al fundador de la IBM).

Casi dos décadas después AlphaZero, una IA de Google no entrenada con jugadas programadas derrotó al invencible Lee Sedol y al software campeón mundial Stockfish. La IA pasó de una obsesión en la década de 1970 por imitar el cerebro humano, a un desarrollo de algoritmos que permiten clasificar, buscar similitudes, patrones y anomalías entre las reglas incorporadas y la adición de datos. Lo disruptivo ahora es que los programadores dan instrucciones pero no pueden explicar y predecir con exactitud el resultado. Es como si la IA pensara, aunque sabemos con Ada que en realidad no lo hace, solo juega con la información y las reglas que tiene.

Mientras tanto, la idea de cadenas de bloques para automatizar la ejecución de contratos -smart contracts- capaces de desplazar a los administradores cuya función central es manejar transacciones y el algoritmic management of work que es el proceso de digitalizar, automatizar y desarrollar plataformas para coordinar el trabajo, asignando tareas y controlando resultados se posicionan con fuerza.

Piense en una plataforma como la de Uber en la que siendo ahora un profesor, un fontanero, un guarda de seguridad, un alcalde, un embajador, o un gerente de empresa, tiene una agenda de tareas programadas a las que se debe ceñir o la IA encontrará sus brechas en las evaluaciones de desempeño. Sin embargo, lo más complejo está en que si la IA es la encargada de darnos ordenes, y no se tiene la capacidad de predecir un resultado ¿A qué estaremos sujetos en el futuro? Esta es una primera entrega del Nitty-Gritty de la IA, esto es, los hechos básicos y detalles clave de la situación.

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