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Las inauguraciones recientes de dos centros son signos de esperanza para el país: Centro de Ciencia Francisco José de Caldas, en Manizales, y el Centro para la 4ª revolución industrial, en Medellín. En efecto, han ido apareciendo los centros de ciencia y son, si se quiere, una semilla que dinamizará la innovación gracias a proponer rutas sistemáticas, integradas y bien apoyadas para generar soluciones a problemas. Y lo más importante es que están a disposición de la ciudadanía.
Dos espacios que serán grandes articuladores para la innovación en el país gracias a la posibilidad de articular muchos actores bajo condiciones propicias con el foco en los problemas y retos que nos propone nuestra sociedad.
Por una parte, el Centro de Ciencia Francisco José de Caldas, producto de una integración muy clara entre la Gobernación de Caldas y las universidades, es un espacio de construcción y participación ciudadana a través de la integración de las artes, la ciencia, la tecnología y la innovación; genera soluciones a problemas de los grupos de interés, del territorio y de la sociedad, con herramientas colaborativas. Busca, pues, la apropiación social del conocimiento. Tendrá tres pilares: facilitar el acceso a la información científica y saberes para generar retos y contextualizar problemas; formar a la comunidad en metodologías y uso de herramientas tecnológicas para solucionar problemas; y promover el diálogo entre la comunidad científica, la sociedad y el Estado para impulsar la apropiación de la ciencia y tecnología.
Su financiación tuvo dos grandes aportantes: la Universidad de Caldas puso $8.000 millones y la Gobernación, a través de los recursos de regalías, $5.000 millones. ¡Qué buen destino de los recursos de regalías! Mientras que en otras regiones del país se evaporan gracias a la corrupción.
A su vez, en Medellín, el Centro para la 4ª revolución industrial, se puede resumir en esta presentación que Ruta N hace del centro: “Gemelos digitales, es decir, representaciones virtuales 1:1 de una máquina física en las que una intervención en el modelo virtual genera una reacción idéntica en el físico y viceversa, es tal vez el ejemplo más simple de lo que en esencia es una fábrica 4.0: combinaciones inteligentes de componentes, objetos y sistemas dotados de habilidades de almacenamiento y analítica, conectados a través de las tecnologías habilitantes de la Industria 4.0, como Internet de las Cosas, Inteligencia Artificial, Blockchain y Ciencia de Datos”.
Este Centro se enfocará en seis frentes de trabajo: Mejoramiento en los procesos y efectividad en la labor por parte de las entidades de control a través de la Inteligencia Artificial; Fortalecimiento de la política criminal y la seguridad ciudadana a través del uso de herramientas de Inteligencia Artificial; Infraestructura TIC para la equidad; Internet de las Cosas para mejorar la movilidad; Políticas Públicas para la adopción de Blockchain; y Catastro: diseño de políticas para fomentar el manejo transparente de los datos relacionados con los bienes y la trazabilidad de la propiedad de los mismos. Todos estos temas incidirán en la política pública; de evasión de impuestos y contrabando, a restitución de víctimas, pasando por la movilidad y la masificación de la banda ancha. Bien señalaba el Alcalde de Medellín al inaugurarlo diciendo que la cuarta revolución sí le está tocando vivirla a la ciudad en tiempo real, pues las anteriores revoluciones siempre se demoraron en llegar. El Centro estará afiliado a la red de centros para la Cuarta Revolución Industrial del Foro Económico Mundial.
Estos dos ejemplos de centros de ciencia disponibles para la ciudadanía y para la solución de problemas, muestran cómo esfuerzos articulados entre academia, sector privado, comunidad y Estado son posibles. Y que el uso de recursos públicos puede generar estos espacios privilegiados que nos abren hacia el futuro.