Analistas 08/04/2025

La incertidumbre y la construcción de confianza

Luis Felipe Gómez Restrepo
Profesor Universidad Javeriana Cali
La República Más

El actual gobierno está generando profundas incertidumbres, especialmente porque desde la campaña y durante el ejercicio del poder ha cuestionado y debilitado las instituciones, afectando su independencia. Esto ha creado un clima de inseguridad en la opinión pública al desafiar los sistemas vigentes, como el de la salud, la justicia, la reconciliación, los gremios e incluso el monetario. Más allá de desconocerlos, ha impulsado acciones que los desestabilizan. En este contexto, la incertidumbre parece ser la única constante, pero lo peor es recibirla como una catástrofe ineludible.

Vivimos en una era de cambios acelerados, economías frágiles, crisis climáticas y tensiones sociales. Lo impredecible se ha convertido en parte de la cotidianidad, y cada decisión parece conllevar un mayor nivel de riesgo que en el pasado. Sin embargo, la incertidumbre, lejos de ser solo un obstáculo, también puede ser una oportunidad para el crecimiento y la reinvención.

En la gestión del riesgo, generalmente no se puede eliminarlo por completo, sino que lo clave es aprender a manejarlo y evitar aquellos que sean demasiado graves para ser soportados. Tomar decisiones informadas permite que el temor no paralice. La historia nos muestra que la humanidad ha avanzado en medio de circunstancias difíciles gracias a la audacia de quienes, en lugar de esperar certezas absolutas, se atrevieron a actuar con prudencia y visión.

Pero la incertidumbre, si no se equilibra con esperanza, puede convertirse en un peso insoportable. En tiempos difíciles, la esperanza no es necesariamente ingenuidad, sino una fuerza que puede resistir y construir sin sucumbir al abatimiento. La confianza en el futuro no se basa en la ausencia de problemas, sino en la capacidad de afrontarlos con creatividad y solidaridad. Los momentos complejos han sido siempre catalizadores de los mejores avances de la humanidad.

Uno de los errores más comunes en tiempos de incertidumbre es planear siempre desde los escenarios más ácidos, como si el desastre fuera la única posibilidad. Si bien es necesario estar preparados para los desafíos, vivir con una mentalidad catastrófica limita la posibilidad de encontrar soluciones. Pensar en términos de posibilidades y no solo de amenazas permite abrir caminos inesperados y generar nuevas oportunidades.

Finalmente, la mejor manera de enfrentar la incertidumbre es hacerlo juntos. La confianza colectiva es un antídoto poderoso contra el miedo. Cuando las sociedades fortalecen sus lazos de cooperación y trabajan con un propósito común, la incertidumbre deja de ser un enemigo y se convierte en un espacio de construcción. La confianza se edifica con transparencia, responsabilidad compartida y un sentido profundo de solidaridad.

No podemos controlar todo lo que ocurre a nuestro alrededor, pero sí podemos decidir cómo enfrentarlo. En un mundo incierto, la esperanza, la prudencia y la confianza mutua son los mejores aliados para transitar el futuro con dignidad y propósito.

Porque, al final, no se trata de esperar a que pase la tormenta, sino de aprender a bailar bajo la lluvia: transformar la realidad.