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Las calificadoras de riesgo emiten sus opiniones con base en la información suministrada por sus clientes, la cual debe ser precisa, confiable y transparente, para que la opinión cumpla el objetivo de revelar los riesgos de una compañía o sector y así su capacidad para dar cumplimiento a las obligaciones con terceros.
Una de las principales responsabilidades de las sociedades calificadoras de riesgo es asegurarse que la información que recibe de los clientes se encuentre soportada y documentada, aunque cabe aclarar que no es su función llevar a cabo labores de auditoría o de supervisión, por tanto que esta labor le compete a otros entes como por ejemplo la revisoría fiscal y los auditores internos.
Por tal motivo, para las calificadoras de riesgo son fundamentales los informes que emiten estos órganos de control, lo que incluye las oportunidades de mejora, ya que a través de estos es posible establecer potenciales riesgos en beneficio de los participantes del mercado.
Es así como la calificación de riesgo se constituye en un elemento fundamental para el desarrollo del país. Lo anterior teniendo en cuenta que a través de la calificación de emisiones, las compañías pueden llevar a cabo la colocación de títulos para obtener recursos de más largo plazo, frente a lo ofrecido por el sector bancario tradicional. Dicha alternativa de financiación adicionalmente permite ajustar los plazos a las características de los proyectos, aspecto que favorece el flujo de caja.
De esta manera, las empresas pueden expandirse, desarrollar nuevas líneas de negocio o ampliar su capacidad instalada, lo cual se traducirá en generación de empleo y aporte al PIB nacional. Así mismo, la opinión de riesgo por parte de las calificadoras contribuye para que el mercado inversionista cuente con diferentes alternativas de inversión en función del riesgo.
Es evidente que en Colombia existen muy pocas alternativas de inversión a largo plazo para aquellos inversionistas que requieren calzar o ajustar sus activos con sus pasivos. Por tal razón, en la medida en que exista mayor cantidad de emisores, no solo grandes empresas sino también medianas y pequeñas, el país podrá contar con una verdadera curva de rendimientos en función del riesgo. De esta manera, el inversionista tendrá diferentes opciones y en función de la información suministrada, podrá invertir según el nivel de riesgo que esté dispuesto a asumir, aclarando que la opinión de riesgo por parte de las calificadoras es una fuente importante, pero no debe ser la única en la que se debe basar una decisión.
Un ejemplo específico del beneficio lo vamos observar en las obras de infraestructura de cuarta generación impulsadas por el Gobierno Nacional, cuyos participantes o consorcios desarrolladores de las obras, encontraran en el mercado de capitales una importante alternativa para desarrollarse y obtener estructuras de financiación ajustadas a sus características. Por su parte, los inversionistas institucionales, con vocación de inversión de largo plazo, podrán contar también con alternativas de inversión que se ajusten a dicho perfil, bajo adecuadas condiciones de riesgo-rentabilidad.
De esta manera, en la medida en que el mercado de capitales cuente con más opciones de inversión y, por tanto, con diversas opiniones de riesgo, podrá desarrollarse y de esta manera mitigar el riesgo que significa para un país depender principalmente de la financiación bancaria.