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Analistas 19/11/2024

Apec

Luis Fernando Vargas-Alzate
Profesor titular de la Universidad Eafit
LUIS-FERNANDO-VARGAS

A raíz de todo lo vivido con el desarrollo de las actividades adelantadas en la cumbre del Foro de la Cooperación Económica Asia Pacífico, Apec, resulta oportuno resaltar algunas de las bondades del ejercicio, tanto para la economía mundial como para la región latinoamericana.

Al tiempo, es importante considerar la relevancia para la región del hecho que la Alianza del Pacífico retome su rumbo activo y propositivo del pasado, en función de ahondar en el diálogo con la región de Asia Pacífico, tomando ventaja del mensaje transmitido en Perú por los actores más representativos del Foro.

Dentro de los aspectos más relevantes para considerar la importancia de Apec, están la promoción el ejercicio del libre comercio, el impulso al crecimiento global, la facilitación de las inversiones, la integración de una diversidad de economías en desarrollo, asuntos relativos con la innovación y los progresos tecnológicos, la sostenibilidad, la flexibilidad en su enfoque y el trabajo en procura de mayor estabilidad en una región que, a todas luces, es estratégica, no solo para el comercio internacional, sino para la política y las relaciones internacionales en general.

En relación con el tema de vincular y poner en diálogo a las economías en desarrollo, es necesario resaltar que el diálogo se desenvuelve también con economías desarrolladas. De hecho, las dos más importantes del planeta (Estados Unidos y China) hacen parte de la conversación.

Habiéndose conformado en 1989, es particularmente interesante notar que 35 años después, el espacio de intercambio multilateral es más dinámico y apetecido que nunca. A diferencia de muchos de los intentos de diálogo en América Latina, Apec ha conservado sus propósitos y se defiende como una posibilidad de entender oportunidades para todas las naciones del Pacífico que han sido admitidas a la fecha. Colombia, hasta ahora, sigue ausente de un espacio que sí incluye a Perú, México y Chile, los tres miembros restantes de la Alianza del Pacífico.

Precisamente, para América Latina, Apec es un escenario clave en materia de acceso a mercados relevantes. Las economías de la región pueden acceder a los mercados más dinámicos del mundo, como son China, Japón, Corea del Sur y Estados Unidos, entre otros. Esto facilita la exportación de productos agrícolas, minerales y manufacturados, diversificando destinos comerciales. Por ejemplo, Chile exporta cobre y productos agrícolas a Asia, mientras Perú se beneficia del comercio de minerales y México fortalece su papel en las cadenas de suministro tecnológicas. Sí podría decirse que afortunadamente Colombia ha venido acercándose a cada uno de estos actores de manera bilateral, pero aún quedan por fuera otros de gran relevancia. Apec podría ayudarle en dicha tarea.

En tal dirección, Apec fomenta un entorno de negocios estable y atractivo para las economías latinoamericanas, lo que facilita la recepción de mayores inversiones de economías asiáticas interesadas en recursos naturales, infraestructura y sectores emergentes como la tecnología. Algunas de ellas, incluso, altamente comprometidas con temas ambientales, lo que pone en lógica similar a Colombia. El caso de Perú, por ejemplo, es bastante interesante, al notar cómo ha sabido aprovechar su membresía en el foro multilateral. De la misma manera Chile ha sacado ventaja a ello. Es de esperar que Colombia insista en su ingreso, a pesar de haberse convertido en lucha infructuosa hasta hoy.

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