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Analistas 15/04/2025

La Celac

Luis Fernando Vargas-Alzate
Profesor titular de la Universidad Eafit
LUIS-FERNANDO-VARGAS

Al cerrar la primera década del presente siglo se presentó un cambio significativo en el escenario de la integración regional latinoamericana con la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, Celac. En aquel tiempo de transición forzada como consecuencia de los efectos de una impactante crisis económica y financiera que afectó al mundo entero, América Latina debía mostrarse propositiva en mecanismos que ayudaran a profundizar el diálogo respetuoso y de alto nivel entre los gobiernos de la región.

Fue así como en diciembre de 2011, luego de haberse desarrollado algunos encuentros de la Cumbre Regional sobre Integración y Desarrollo, un foro menos formal que la misma Celac, los jefes de Estado (en algunos casos, jefes de Gobierno) acordaron abordar los temas ligados al desarrollo de sus pueblos desde la perspectiva intergubernamental de una comunidad política. Al tiempo, la naciente comunidad regional se hacía con el bagaje que dejaba el otrora Grupo de Río, otra de las instituciones consolidadas en América Latina para adelantar seguimiento a los compromisos colectivos.

Con esta nueva estructura, el despegue de la Celac, obligó a tratar directamente los amplios asuntos del desarrollo social, la desigualdad, el analfabetismo, el medio ambiente, la agricultura de menor escala, la cultura, la seguridad y las finanzas, entre muchos otros asuntos que necesitaban abordarse en las 33 naciones de la región latinoamericana y caribeña. Así, hoy ésta constituye el único mecanismo de concertación política que agrupa, de manera exclusiva, a los Estados de América Latina y el Caribe, sin la participación de actores extrarregionales como Estados Unidos o Canadá.

En tal sentido, su existencia responde a una necesidad histórica y estructural: la de consolidar un espacio propio de diálogo político, construcción de consensos y articulación de posiciones comunes en el ámbito internacional. A pesar de sus limitaciones institucionales, la Celac ofrece una plataforma única para el fortalecimiento de la autonomía regional, permitiendo a los gobiernos de los Estados miembros abordar colectivamente desafíos compartidos -como el cambio climático, la seguridad alimentaria o el desarrollo sostenible- y proyectar una voz regional unificada en un sistema internacional caracterizado por su creciente complejidad y multipolaridad. Justo ahora que el mundo parece alinearse para defenderse de la arremetida arancelaria de Trump desde Washington, sería oportuno que se lograra unificar criterios en torno a ello y prepararse para actuar como bloque.

Gustavo Petro asumió, a nombre del Estado colombiano, la presidencia pro tempore de la Celac. Esto pasó en una reunión que infortunadamente transmitió una imagen diferente a la que se relató en el párrafo anterior. Es decir, a pesar de entender en dicha comunidad la existencia de un mecanismo fundamental para consolidar las posiciones regionales, lo que se evidenció fue un particular desinterés por parte de muchos de los Gobiernos parte. Esto sucede, precisamente, por mensajes como los del mandatario colombiano en su instalación como presidente pro tempore, reivindicando regímenes autoritarios en Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Es lamentable, pero se mantiene la tendencia regional de no comprender la verdadera importancia de los mecanismos que pueden servir de soporte para lograr mejores niveles de desarrollo, y más bien se usan como plataformas políticas para insistir en la defensa de regímenes políticos que maltratan a los latinoamericanos.