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Analistas 05/04/2023

Desuetos diagnósticos

Al mediodía del 27 de marzo pasado el exsenador del Pacto Histórico y escudero principalísimo del presidente Petro, Gustavo Bolívar, publicó el siguiente trino, el cual vale la pena reproducir porque es una pieza de antología:

“Sabíamos que nos entregaban a Colombia descompuesta desde todo punto de vista: moral, social, económico, Politico… pero con la llegada de Petro al poder estamos descubriendo que todo era mucho peor. La minería ilegal, la Desforestacion, el narcotráfico, la corrupción, la educación mendigo, la salud negocio, el trabajo indigno, cabalgaban en silencio, descomponiendo más y más a nuestro país bajo la mirada fría de los gobernantes que se dedicaron a enriquecer a los que ya eran ultra ricos y a empobrecer más a los que ya eran miserables. Esto está cambiando. Por eso les está doliendo tremendamente. El Estado ya no será más la caja de saqueo. […] Estamos en punto de quiebre. Colombia está cambiando para siempre. Benditos sean los 11.3 millones de colombianos que lo permitieron”.

Digo que es de antología porque encapsula la esencia del pensamiento petrista: según ellos, llevamos 200 años de injusticia y atraso, donde el gobierno estuvo al servicio de unas élites mafiosas que destruyeron el medio ambiente, mantuvieron a la población en la ignorancia y se robaron el fisco, beneficiándose de las riquezas de la Nación mientras la gente se moría de hambre.

El problema de esta narrativa, quizás muy efectiva para ganar elecciones, pero bastante inútil para gobernar, es que es falsa. El síndrome de Adán -del cual Petro y sus colegas sufren un diagnóstico agudo- hace que vean el mundo como si estuviéramos en el año cero de la creación. Nada, según ellos, que no sea abuso y explotación, se ha hecho desde que dejamos de ser una colonia del rey de España.

Lo cual, por supuesto, no es correcto. Si se tomaran la molestia de revisar los datos se darían cuenta que el país presenta avances importantes en todos los indicadores los sociales, sobre todo después de las reformas de la Tercera República Liberal, que fue el período entre 1986 y 1998. Fue en ese entonces cuando se creó el sistema de salud y el pensional, se hicieron las reformas laborales, se estableció el Sisben, se integró la economía al mercado internacional, se amplió la cobertura de los servicios públicos a través de la inversión privada y, en general, se hicieron los cambios que permitieron que millones de colombianos salieran de la pobreza.

La tragedia es que estos avances están en peligro. Por caprichos ideológicos los aprendices de brujo del nuevo régimen improvisan reformas fundamentadas en desuetos diagnósticos. Para ellos es como si el tiempo no hubiera pasado, como si los avances no se hubieran materializado, como si el mundo actual no fuera el que es, sino el que su doctrina les impone.

Así les pasa en el afán de cambio, como a Alicia en el País de las Maravillas, que le preguntó al gato qué camino debía tomar, a lo que este le dijo que todo dependía del lugar a dónde quisiera ir. “No lo sé”, dijo Alicia. Y el gato le respondió: “entonces no importa qué camino tomes”.

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