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La Oficina de Política Nacional para el Control de Drogas de la Casa Blanca (Ondcp) dio a conocer su informe de resultados sobre cultivos de drogas ilícitas. El resto del documento está bajo reserva. Lo que no permite cotejar la metodología, sin embargo, este indica una discrepancia notable con relación, al que realiza la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) sobre el monitoreo de cultivos ilícitos.
La diferencia estadística ha sido la constante entre estos reportes técnicos. Mientras, el informe de la Ondcp sobreestima el número de cultivos ilícitos, el de Unodc, por el contrario, subvalora la información de las hectáreas de coca. Esta diferencia radica, en la metodología que emplea cada agencia, infortunadamente, no es posible cotejarlos, porque el documento de la Ondcp no está disponible para el público. Lo que llama la atención, es que esta variación sea de 71%, es decir, para la Ondcp en 2020 el número de hectáreas de coca ascendió a 245.000; en cambio para Unodc es de 143.000. Además, en la producción potencial de cocaína, para Unodc, es del orden de 1.128 toneladas métricas, entre tanto para la Ondcp, tan solo es de 1.010 toneladas métricas del alcaloide.
En otras palabras, para la agencia encargada de la política antidrogas de Estados Unidos, los narcotraficantes son menos eficientes, y para las Naciones Unidas, estos criminales son más productivos. Estas tendencias, se han mantenido desde 2005, fecha desde donde hay datos públicos de estas mediciones. Eso explica, porque para el gobierno de EE.UU., la prioridad dentro de sus políticas, sea la eliminación de estos cultivos, dado que el factor productividad, esta subvalorado dentro de sus estimaciones. Este enfoque, ha llevado a que los diferentes gobiernos de Colombia, concentren la política contra las drogas ilícitas, sobre la base de la erradicación forzosa. Sin embargo, esta estrategia ha implicado que la Fuerza Pública desarrolle agresivos planes de erradicación; a costa del registro y control territorial.
Por su parte, el reporte de Unodc se concentra en la eficiencia de los cultivos, lo que debería ser el núcleo de una estrategia sólida, sustentada en incautaciones. Esto, porque el valor agregado de la cadena productiva del narcotráfico, está en el tráfico de alucinógenos, no en cultivos con poco valor, que generan malestar en las poblaciones vulnerables que dependen de esta actividad ilegal; y, que además están a merced de los grupos armados organizados. Aun así, no existe un informe de una agencia estatal u organismo multilateral, sobre los decomisos de alucinógenos; ni una política pública al respecto, que fije metas de confiscación, líneas de intervención, recursos a destinar para cumplir con este objetivo, así como planes de articulación con fines de persecución penal.
El gobierno necesita crear una política de interdicción de drogas, que permita liberar recursos de las FF.AA. a favor de establecer medidas de protección colectiva en áreas rurales; lo qué aumentaría la seguridad del país. Ademas, se debería producir un informe actualizado del monitoreo de cultivos ilícitos, a partir de las capacidades que posee la Fuerza Aérea.