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La reinvención de los negocios durante la pandemia dejó a la vista que construir empresas inteligentes es el mejor camino para estar preparado ante los cambios. En cierta medida, las industrias están en un constante ciclo de transformación, de recolección de datos, de aprendizaje, adaptación y creación de soluciones. Sin embargo, para lograrlo, necesitan tecnologías innovadoras que sirvan de combustible a ese ciclo de transformación, así como tres componentes básicos: escuchar, comprender y actuar.
No en vano las empresas líderes de la economía de la experiencia son las que tienen esos tres componentes en un ciclo de mejora continuo entre la inteligencia y las operaciones, que son capaces de recopilar información del cliente, empleado, producto y la experiencia de marca en cada punto de contacto, y que se apoyan en la tecnología para detectar oportunidades.
Aprovechar recursos como la Inteligencia Artificial, el Machine Learning, el Internet de las Cosas y la Analítica de Datos es tarea indispensable para que las compañías generen resultados de mayor valor. Con la implementación de estas tecnologías, las organizaciones tiene la oportunidad de construir sistemas operacionales que no solo proporcionan incrementos en la eficiencia y la productividad, sino que también proyectan una plataforma para la mejora y la innovación continúa.
Así mismo, aceleran la automatización de procesos, lanzan nuevos modelos de negocio y brindan experiencias excepcionales de cara al cliente y a los colaboradores.
El uso de estas herramientas tecnológicas se ha convertido en una necesidad igual de crítica e impostergable tanto para las empresas grandes como para las medianas.
Todas las organizaciones, sin importar su tamaño, se enfrentan a los mismos desafíos: expectativas cambiantes del cliente, panoramas políticos y de mercado volátiles y un horizonte tecnológico muy dinámico y cambiante.
En este proceso de transformación, que muchos ven largo y complicado, las pequeñas y medianas empresas tienen una ventaja adicional: son potencialmente más ágiles y capaces de absorber y responder más rápidamente a las nuevas tecnologías a diferencia de sus competidores de mayor tamaño, y tienen acceso a la misma infraestructura tecnológica y recursos de plataforma.
Lo anterior ha generado que las pequeñas y medianas empresas estén evolucionando a culturas más flexibles. La tecnología ha sido su eje rector, puesto que muchas han migrado a la nube o han incorporado un planificador de recursos empresariales acorde a sus necesidades. Todo el flujo de datos de una compañía grande o pequeña debe estar siempre disponible para que el empresario pueda tomar decisiones al instante: indexar ítems, buscar datos de compras, ventas o del mercado en el que participa su empresa de forma inmediata y pormenorizada.
Replantear los negocios en esta nueva realidad, cada vez más cambiante, ha significado modificar las estrategias basadas en un mayor uso de la tecnología. La clave estará en entenderlo, proyectarlo y ejecutarlo.