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Hace 50 años, un grupo de empresarios antioqueños tomó una decisión que trascendió sus propias compañías y marcó un hito en la historia del país. Con una convicción clara, dieron origen a Proantioquia, una institución que nació con una declaración poderosa: desde Antioquia, por Colombia. No se trataba solo de un compromiso con la región, sino de una apuesta decidida por el desarrollo nacional desde la iniciativa privada.
Honramos ese legado, celebramos el presente y declaramos con esperanza el futuro. En cinco décadas, Proantioquia se ha caracterizado por su visión de largo plazo, con la mirada en las estrellas, pero los pies firmes en la tierra. Hemos demostrado que no hay contradicción entre atender los desafíos inmediatos y proyectar un horizonte de posibilidades. El desarrollo no es producto de la improvisación, sino de la capacidad de planear y trabajar con propósito.
Y ese trabajo solo ha sido posible uniendo esfuerzos. Ni el sector público ni el sector privado pueden avanzar en solitario. Lo público no es propiedad exclusiva del Estado ni de quienes ocupan un cargo público. Es, en realidad, el mayor reto colectivo de cualquier sociedad. Por eso, con convicción, Proantioquia se ha consolidado como un actor que aporta a lo público desde lo privado, asumiendo su papel en la construcción del bien común.
Entendemos que el liderazgo empresarial no puede ser indiferente al poder ni a la responsabilidad que implica. Si queremos una democracia sólida, instituciones confiables y un país más equitativo, el sector privado debe ser protagonista. No basta con generar empleo o inversión; es necesario asumir con valentía y creatividad un rol activo en la transformación de Colombia.
Hoy celebramos este aniversario en medio de una incertidumbre que nos reta. La fractura institucional es profunda y tenemos un gobierno que ha reemplazado el diálogo por el monólogo. Se ha cerrado a la interlocución con el sector privado, incumpliendo promesas y apostando por la polarización. Pero la democracia no es de un solo sector ni de un solo gobierno. Nos pertenece a todos y debemos protegerla con decisión y valentía.
En los momentos más difíciles, la empresa privada ha sido un pilar de estabilidad y progreso. Su rol no es solo económico, sino también social e institucional. Ha sido un contrapeso frente a la demagogia y un motor de desarrollo para el país. Proantioquia ha demostrado que es posible generar esperanza en tiempos de división, defendiendo principios que trascienden coyunturas y apostando por el largo plazo.
Hoy, más que nunca, es el momento de que todas las voces sean escuchadas. Que las ideas y soluciones que el sector privado tiene para aportar a lo público se amplifiquen. Es momento de cuidar a las empresas que han cuidado de Antioquia y de Colombia.
Porque el sector privado antioqueño siempre ha estado al frente de los desafíos de lo público. Lo reiteramos con claridad: lo público es de todos. No tiene ideología ni dueños exclusivos. Es un compromiso que nos convoca y que nos exige una participación activa en los debates nacionales y regionales. ¡Estamos listos para 50 años más!