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A medida que el gobierno se expande, la libertad se contrae, dijo Ronald Reagan en su memorable discurso de despedida como el 40º presidente de Estados Unidos. Para Reagan, el éxito de su gestión fue gobernar con tres simples palabras: “Nosotros, el pueblo”. “’Nosotros, el pueblo’ le decimos al Gobierno qué hacer, no al revés. Somos el conductor, el Gobierno es el vehículo”.
La llamada “Revolución Reagan” logró que los ciudadanos dependieran menos del Gobierno y disfrutaran del período de prosperidad más largo registrado en tiempos de paz: el pueblo dice adónde vamos, qué ruta tomar y qué tan rápido ir, insistía Reagan, quien concebía las constituciones como documentos que le dicen a los pueblos cuáles son sus privilegios y a los gobiernos cuáles son sus limitaciones.
Colombia es un país recargado de regulaciones, de impuestos, de restricciones. Ahora el temor es que eso empeore y además quedemos expuestos al proteccionismo, al intervencionismo, a los tributos confiscatorios, a la posibilidad de que se lleven el dinero de los ciudadanos para gastarlo desde el Gobierno, en lugar de dejarlo que haga parte de las sinergias de la economía de mercado, de los negocios.
Lo que un Gobierno debe hacer es garantizar los servicios básicos, la educación, los incentivos a la empresa, a la inversión, al emprendimiento, a la productividad y la competitividad. Es decir, construir autopistas para que los carros transiten bien, rápidos y seguros, con normas de tránsito para todos, a una velocidad que garantice llegar al destino a tiempo, sin choques, sin interrupciones.
En este sentido, la reconocida economista Mariana Mazzucato, de quien el presidente electo, Gustavo Petro, manifestó que quisiera fuera su asesora de cabecera y que es directora del Instituto para la Innovación y el Propósito Público de University College London (UCL), señala que la izquierda se equivoca al pensar primero en la redistribución de la riqueza, cuando lo primero que debe aprender es a crearla.
Ella imagina un futuro en el que el capitalismo funcione como un ecosistema simbiótico, en el que haya una estrategia para trabajar en conjunto los sectores público y privado, enfocándose en problemas que lleven a soluciones industriales. Propone un modelo donde el Estado invierta en innovación, en desarrollos estratégicos que estimulen a los empresarios a interesarse y apostar por el largo plazo, incluida la minería.
Para la gurú de Petro, una forma de hacer esto es a través de un gran proyecto de industrialización, invirtiendo el Gobierno en ámbitos de alto riesgo, en nuevos tipos de innovación que se conjuguen con las necesidades de las empresas, para que los capitales golondrina que predominan en los actuales modelos se queden para ser parte de una apuesta nacional de largo aliento.
Tanto la visión de Reagan como las reflexiones de Mazzucato ponen de relieve la importancia de conjugar la iniciativa pública de grandes retos con la eficiencia productiva del sector privado, con un mercado hasta donde sea posible y un estado hasta donde sea necesario, donde el poder y el control estén con los ciudadanos.
En Colombia tenemos que aprender a ejercer este poder, que es de todos, y que se olvida fácilmente. Solo así podremos crear un círculo virtuoso productivo que contribuya a obtener los recursos que se necesitan para distribuir la riqueza que los ciudadanos demandan y las oportunidades que necesitan.