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Acaba de publicarse el listado de las 135 empresas más éticas del mundo que selecciona todos los años el instituto estadounidense Ethisphere, líder mundial en la evaluación de los estándares de prácticas comerciales y de las estrategias que impactan de manera positiva en empleados, clientes y comunidades.
Son empresas que lideran iniciativas de sostenibilidad, que intervienen en los problemas sociales y en la gobernanza, entienden que el capitalismo de hoy es un instrumento para transformar ideales en acción, hacer negocios de la manera correcta sin medir esfuerzos para la mejora continua y la inspiración.
La actual generación de empresarios está conformada por ejecutivos que han tenido líneas de formación mucho más rigurosas sobre la función de la empresa en la sociedad, de su papel como catalizadores del desarrollo económico, de la estabilidad laboral, de la cohesión comunitaria, el cuidado de los recursos o la aplicación de buenas prácticas.
Suena raro tener que decirlo, pero es que hacer lo correcto siempre es fundamental en las relaciones de cualquier tipo: entre los políticos con sus electores; de los empresarios con sus trabajadores, con los proveedores, con sus clientes y consumidores. La fuerza de lo correcto debe imponerse sobre el “todo vale”.
El Índice de ética 2023 de Ethisphere, revela el progresivo trabajo de las multinacionales, con empresas emblemáticas como 3M, GM, HP, Pfizer, Accenture, Fedex o Pepsico, entre otras, que año tras año se sienten más comprometidas y obtienen desempeños superiores gracias a la inversión que hacen en su gente, en la cultura y en las comunidades, con un dato que resulta revelador: con el tiempo estas prácticas conducen a un desempeño financiero más sólido.
El proceso de evaluación de las compañías más éticas del mundo incluye más de 200 puntos de datos sobre cultura, prácticas ambientales y sociales, cumplimiento, gobernanza, diversidad, equidad e inclusión e iniciativas que apoyan una cadena de valor fuerte.
Es prioritario cumplir con las leyes, como las de seguridad, protección ambiental, derechos de los consumidores; proteger los datos personales; proporcionar productos y servicios seguros; brindar información clara y precisa; fomentar prácticas comerciales respetuosas con los derechos de los ciudadanos; ofrecer oportunidades de empleo y salario justo; invertir en la educación; promover la diversidad e inclusión; participar en iniciativas comunitarias.
La defensa de los ciudadanos dejó de ser un asunto de organizaciones no gubernamentales con buenas intenciones, es un asunto que nos compete a todos. No hay líder social, ni político, ni religioso, ni grupos de poder, ni redes sociales ni nada que pueda arrogarse la defensa de los individuos.
Lo importante es cómo incidir… Si bien la ética es una decisión personal que se expande a lo institucional, en países como Colombia se necesitan cambios en todas las instancias, en todos estamentos, en todos los niveles, para que la unión de esfuerzos tenga impacto. Tener una instancia de coordinación en que los distintos actores estemos representados podría ser un buen comienzo, algo así como un Consejo de cooperación público-privado para el cambio.
Las empresas y las instituciones necesitan líderes con pensamiento ético, que entiendan el momento histórico, que arriesguen, persistan, que vayan por grandes desafíos.