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Analistas 17/10/2017

La mesa agroexportadora

María Claudia Lacouture
Presidenta de AmCham Colombia y Aliadas

Uno de los mayores desafíos de la productividad nacional es resolver la desconexión institucional. Colombia necesita integrarse internamente también. Así como hemos construido una red internacional ahora tenemos que integrar más nuestro mercado nacional.

El decreto publicado por el Gobierno para reglamentar los beneficios que obtendrán las zonas más afectadas por el conflicto armado es un escenario idóneo para ese ejercicio, pues es el tiro de largada para un nuevo desarrollo, el primer día del resto de la vida para millones de personas que quedaron atrapadas en la guerra y que comienzan a ver la luz al final del túnel. Un territorio casi abandonado, atrasado y golpeado durante décadas.

El beneficio principal que obtendrán las empresas que se instalen allí es una tarifa progresiva del impuesto de renta -durante 10 años a partir de 2017-, que comienza en cero para las pequeñas empresas y en 50% para medianas y grandes. Pero la mayor oportunidad está en el agro, será la esencia del éxito de la iniciativa y un momento histórico para ponernos a la vanguardia de la producción mundial de alimentos.

Es así como la Mesa Agroexportadora que se selló en julio de 2017 toma más relevancia que nunca. Es el trabajo de articulación entre el Ministerio de Agricultura y el de Comercio, Industria y Turismo, en el que también participan el ICA y el Invima. Y falta que se vinculen gremios, como la SAC y Analdex, entre otros.

Agricultura y Comercio encontraron ese punto en común y fortalecieron sus políticas, poder de convocatoria e influencia con la combinación de sus propósitos, la convergencia de sus intereses. El matrimonio entre Colombia Siembra de Minagro y la Política de Desarrollo Productivo liderada por Mincit resultó en una feliz alianza exportadora que tiene proyectos de gran escala trabajados en conjunto, sin vanidades personales ni egoísmos institucionales ni arrogancias de protagonismo entre artífices y ejecutores.

Los obstáculos, incluidos los trámites engorrosos, o el exceso de “creatividad” de funcionarios que aparecen de la noche a la mañana, también entran a ser trabajados en esta mesa, permitiendo así que lo que está limitando el desarrollo competitivo -por encima o debajo de la mesa- sean abordados.

Organizar a los productores agrícolas alrededor de las apuestas regionales, hacer más competitiva la producción y maletear, maletear y maletear, son pasos a seguir. Son 344 municipios que tendrán una vía más rápida al desarrollo y posibilidades de negocios en comercio, servicios de transporte, construcción, actividades inmobiliarias, educación, salud, talleres, concesionarios, telecomunicaciones y turismo.

El turismo es un capítulo aparte y de similar magnitud. Y la combinación turismo y producción de alimentos tendrá un reconocimiento mundial en menos de 10 años. Afortunadamente los empresarios lo entienden así y el interés de la inversión es cada vez más presente. Colombia necesita que todos hagamos parte de la paz, del desarrollo de la Colombia vulnerable. Allí está una juventud que ayudará a determinar el futuro de la Nación.

Moralmente tenemos una obligación los colombianos de superar la polarización y las divisiones e identificar las oportunidades. Es una oportunidad para que las empresas expandan sus límites, sus fronteras, conquisten nuestro propio mercado, desarrollen nuevos productos y generemos nuevos consumidores.

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