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Analistas 25/03/2025

La verdad ignorada

María Claudia Lacouture
Presidenta de AmCham Colombia y Aliadas

Recientemente escuché decir: “Mejor ignorar que defender la verdad, porque en un mundo de populismos y redes sociales con fake news, nadie la va a creer”. Desde entonces me pregunto por qué es más fácil callar que afrontar la realidad, por qué es más cómoda la indiferencia que el compromiso, que aportar, valorar lo construido, trabajar por un mejor país. Y es que la verdad exige evidencia, análisis y, sobre todo, voluntad de enfrentarla porque de lo contrario se apodera de ella la manipulación y la desinformación.

Pero esta actitud tiene consecuencias. No solo nos lleva a decisiones equivocadas, sino que pone en riesgo lo que hemos logrado, como es el caso del modelo económico del país que, aunque imperfecto, ha permitido avances significativos y puede mejorar si se ajusta con responsabilidad y sin engañosas narrativas.

En las últimas décadas, Colombia ha seguido un modelo de economía de mercado basado en la apertura comercial, la inversión extranjera y la iniciativa privada, con altibajos, sí, pero con resultados concretos: según el Dane, la pobreza monetaria pasó de 49,7% en 2002 a 33,0% en 2023, una reducción significativa en 20 años. El objetivo debe ser reducir las brechas sociales y mejorar el bienestar de todos los colombianos, construyendo sobre los progresos alcanzados.

Hoy se promueven reformas que desconocen estos avances, presentando la economía de mercado como el problema en vez de abordar las causas reales de la desigualdad. Se manipula con la idea de que el modelo debe ser reemplazado, cuando los problemas no radican en su estructura, sino en su aplicación, en la ausencia de medidas complementarias para cerrar brechas sociales.

¿Por qué aceptamos este relato sin confrontarlo con la realidad? La violencia, la corrupción y los vacíos en la institucionalidad han sembrado escepticismo, las fake news y la polarización han hecho que muchos confíen más en relatos emocionales que en hechos comprobables.

Casos como el escándalo de Interbolsa, la debacle de Saludcoop y los constantes cambios en las reglas para inversionistas han erosionado la confianza en el sistema. Esto ha llevado a que las soluciones fáciles, aunque infundadas, resulten atractivas.

Además, la educación en Colombia sigue teniendo deficiencias en pensamiento crítico. Según las pruebas PISA, el país está rezagado en comprensión lectora y análisis de datos, lo que facilita que la ciudadanía acepte explicaciones simplistas sin cuestionarlas. Necesitamos ciudadanos que analicen, que exijan debates basados en datos y no en discursos sin sustento.

No podemos darnos el lujo de ignorar la realidad, el país necesita cambios, cambios que sumen, no que nos lancen a la deriva, sin norte, sin un plan, sin una carta de navegación. Estamos frente a la posibilidad de perder logros históricos por no entender ni defender su verdadero valor.
No podemos seguir mirando hacia otro lado por comodidad o conveniencia. Cada uno de nosotros tiene el deber de cuestionar las narrativas infundadas y exigir decisiones basadas en datos, no en ideologías pasajeras.

Colombia necesita ajustes, no improvisaciones. Si queremos un futuro con más oportunidades, debemos comprometernos con la verdad, enfrentar los retos con seriedad y trabajar por mejorar nuestro modelo económico. Ignorar la realidad nunca ha sido una opción para construir un mejor país.