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A medida que se aproxima el nuevo año, las entidades de análisis, los gremios, los gobiernos y los organismos financieros elaboran sus previsiones económicas, hacen sus pronósticos políticos y si bien algunos de los indicadores macro aparecen en positivo, las proyecciones indican que las cifras esperadas son insuficientes para las necesidades del país.
Vencer la pobreza y sacar a Colombia adelante requiere mucho más que bajos índices de crecimiento. Siempre será una buena noticia que el país crezca y que sus perspectivas sean al menos ligeramente superiores a las economías comparables, no obstante, no debemos conformarnos con eso.
Tal vez se podría mencionar el control de la inflación como el elemento más positivo. En noviembre de 2024, se prevé que la inflación anual alcance 5,13%, una disminución respecto a 5,41% registrado en octubre, pero aún por encima de la meta de 3% establecida por el Banco de la República.
Ahora, al margen de la reducción de la inflación, hay que tener en cuenta que las importaciones se han incrementado y las depreciaciones del peso pueden terminar en un aumento de inflación y ambas variables en un contexto de economía en desaceleración constituyen un riesgo latente. No obstante, insisto en incluirla como una buena señal porque el propio banco emisor considera que la tendencia se mantendrá a la baja.
Los sectores con tasa de crecimiento en rojo (manufacturas, información y comunicaciones, explotación de minas y canteras) y poco crecimiento (comercio al por menor y mayor, actividades profesionales y financieras) son de gran relevancia, ya que tienen impacto importante en la inversión y en los ingresos fiscales. Ojo en la contribución fiscal porque los sectores que más contribuyen están apagados.
Si bien el consumo de los hogares está teniendo un comportamiento medianamente positivo, lleva cuatro trimestres creciendo menos que el PIB. En los últimos siete años el consumo siempre crecía más que el PIB. Los hogares están ajustando los gastos por el fenómeno de la inflación lo que llevo a un ajuste en un enfoque en servicios y bienes no durables.
De acuerdo con el emisor, en el primer semestre de 2024, los flujos de IED hacia Colombia totalizaron US$6.720 millones, representando una disminución del 30% en comparación con el mismo período de 2023. Los sectores que más atrajeron inversión fueron minería y petróleo (24,1%), manufacturas (27%) y comercio, restaurantes, y hoteles (49%).
Respecto al desempleo, el Dane señala que en octubre de 2024 la tasa nacional fue de 9,1%, una ligera reducción en comparación con el 9,2% del mismo mes de 2023. Sin embargo, en las áreas urbanas, el desempleo aumentó a 9,5% desde 9,0% registrado en octubre de 2023, reflejando desafíos en la creación de empleo formal y de calidad. La informalidad laboral y el aumento de la ilegalidad siguen siendo retos significativos para la economía colombiana.
En exportaciones per cápita Colombia está rezagada. Mientras que Chile exporta US$4.926 por habitantes, México US$4.616, Costa Rica US$3.686, Colombia tiene exportaciones per cápita por tan solo US$944 en 2023.
La estabilidad es el alma de la prosperidad, por eso la importancia de las políticas coherentes y responsables. Si bien la economía no va hacia un despeñadero, los pronósticos son conservadores y las mejores previsiones tampoco son suficientes para el crecimiento necesario.