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Que hay cabida para mejorar el sistema de salud nadie lo pone en duda, que se puede corregir y actualizar para el beneficio de todos los colombianos tampoco. Pero decir que nada funciona, como lo han afirmado algunas fuentes interesadas, o que hemos perdido 30 años, es exagerado e injusto.
Hay que mejorar, pero no a cualquier costo, ni desconociendo lo que se ha avanzado, puesto que la experiencia y conocimiento de cada uno de los actores del sector es de invaluable valor. Si queremos que el eje del cambio sea el paciente, entonces tenemos que despojarnos todos de nuestras convicciones para aceptar y escuchar las de otros. Está en juego la salud y el bienestar de los colombianos.
Preocupa la posible terminación de un modelo de aseguramiento que ha permitido compartir los riesgos para dejar toda la carga de financiación y de cubrimiento en manos del Estado, especialmente en los entes territoriales, lo cual parece muy generoso, cuando en realidad es ignorar un enorme logro, al margen de las falencias.
Suponer que todo está mal porque sí, que nada sirve, que nada funciona, dar palos de ciego aquí y allá, con advertencias sin contenido, con propuestas sin sustento, ha producido una enorme zozobra en toda la cadena de la salud.
La reforma debe darse en un dialogo abierto que involucre a todos los actores, sin estigmatizarse unos u otros, construyendo sobre lo construido, sin revanchismos ideológicos ni pasiones políticas, donde el elemento central sea el paciente bajo principios de accesibilidad, equidad, calidad, disponibilidad y oportunidad.
Es una decisión que no puede quedar en manos de un solo protagonista, debe ser trabajado con apertura, con actitud positiva, fines propositivos, valorar y fortalecer lo bueno, establecer consensos y diferencias, entender que los cambios no se hacen dando golpes sobre la mesa, ni con titulares mediáticos que poco aportan al ambiente de unidad y diálogo que promueve el propio Gobierno.
He participado en varias reuniones legislativas y del sector privado que han debatido sobre la situación, escuché excelentes argumentos políticos, técnicos y también científicos, a personas con excelente criterio y experiencia, y lo que sobran son buenas ideas para avanzar en la modernización del sistema, Hay que escuchar a los que saben, quienes han hecho el recorrido y conocen de aciertos y desaciertos.
Lo que debemos hacer es un buen diagnóstico de la coyuntura para cerrar las brechas entre el régimen subsidiado y el contributivo, que tengamos un sistema de prevención aplicable, se fortalezca la atención primaria, se avance en telemedicina y atención domiciliaria, en la atención rural y primeros auxilios, se unifiquen los sistemas de información para facilitar la trazabilidad, que se incorporen políticas más inclusivas para las enfermedades huérfanas y raras, haya mayor desarrollo científico e innovación, armonización entre lo público y lo privado, integrar las redes y darle al Invima herramientas para proponer y no para restringir.
En 30 años se ha avanzado, tenemos que reforzar los análisis y optimizar la acción. Los gremios estamos preparados, la voz de las empresas, de quienes llevan décadas dentro del sistema, de los médicos, del sector privado, la sociedad civil, los pacientes, la de todos, debe ser escuchada para encontrar la mejor fórmula para tratar un asunto de tanta importancia.