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La migración de jóvenes colombianos ha crecido significativamente en los últimos años debido a factores como la falta de oportunidades laborales, la inseguridad y el deseo de acceder a mejores condiciones de vida en el extranjero. Que se vayan los jóvenes, que en su mayoría son profesionales, supone una pérdida sensible para Colombia y debería alertar a las autoridades para evitarlo de alguna manera con inversión pública, gestión administrativa y alianzas con la academia y el sector privado.
Las estadísticas presentadas por la Aeronáutica Civil y Migración Colombia indican que más de 1.000 personas al día dejan el país con intenciones de radicarse en el exterior. Dos de cada seis personas viajaron a Estados Unidos y una de cada seis a México (para cruzar la frontera entre esas naciones). EE.UU. y España son los países con mayor presencia de colombianos, seguidos por Ecuador, Canadá, Chile y Argentina.
Además de las altas tasas de desempleo juvenil y precariedad laboral, factores como la inseguridad, la informalidad y la inflación también motivan a algunos a migrar en busca de tranquilidad y estabilidad. A ello se suma la falta de confianza en las instituciones, la corrupción y la injusticia, que no solo impiden un presente seguro sino también sugieren un futuro más incierto.
Desde lo positivo podemos decir que los jóvenes colombianos que emigran podrán ganar experiencia, contactos y conocimientos distintos, podrán servir de puentes en el mundo globalizado, pero eso no siempre retorna y sería mucho mejor si esas posibilidades las tuvieran sin tener que salir casi huyendo de su país.
Para lograrlo, son necesarias políticas públicas que prioricen y ayuden a los jóvenes a tener un plan de vida con oportunidades: inversiones en educación técnica y especializada, financiación al emprendimiento, una triple alianza entre el sector público, el privado y la academia que oriente, forme, abra espacios y sincronice la oferta con la demanda.
Según el Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac), 35% de los colombianos que emigran está entre los 18 y 29 años, 23% entre 30 y 40 y 19% es menor de edad.
Llama la atención un fenómeno reciente, la emigración a Polonia, que ha emergido como un destino atractivo debido a programas de empleo enfocados en inmigrantes cualificados. De acuerdo con Migración Colombia, entre enero y agosto de 2024, un total de 3.712 colombianos emigraron a esa nación, atraídos por las facilidades de ingreso sin visa para estancias cortas, posibilidades de trabajo y estudio y porque representa una puerta a Europa.
Si bien en términos demográficos la migración reciente de nacionales venezolanos y venezolanos con doble nacionalidad compensa en gran medida este efecto, Cerac subraya la diferencia entre el nivel de educación, experiencia y capital entre una y otra población migrante y apunta a que hay una gran pérdida neta, en el corto plazo para Colombia.
Estamos dejando ir el presente y futuro de Colombia por la incertidumbre que se vive en el país y llevan a no contar con acciones y propuestas que contribuyan a fortalecer la economía y el empleo. Se van para no quedar expuestos a la informalidad, a la ilegalidad, a la injusticia social y todo en medio de una la guerra de ideologías que impide el consenso mínimo para un futuro mejor.