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Mincomercio anunció a través de un tuit que presentará una nueva ley de turismo en marzo próximo. Me sorprendió positivamente la iniciativa porque es momento de actualizar, modernizar, organizar y direccionar la política turística colombiana frente a la nueva realidad, con un aumento importante en el número de visitantes, un creciente interés internacional y muchísimas tareas pendientes en todos los ámbitos de la cadena.
Es una buena noticia, pero quedamos pendientes de ver sus alcances y su profundidad, ya que estamos saturados de legislación en unos ámbitos y ausentes en otros. Convendría derogar la ley 300, la 1101 y la 1558 y echar tierra a los arrumes de decretos para, en su lugar, concentrar la esencia del futuro del turismo dentro de una ley que interprete el plan sectorial que se propone el Gobierno y que, como está planteado, puede ser un punto de partida para los nuevos tiempos.
Institucionalidad y coordinación son claves. Seguridad para la inversión e infraestructura adecuada, capacitación y formalidad en toda la cadena son determinantes, y lograr el desarrollo de un turismo con estándares mínimos de calidad y seguridad, con servicios adecuados y una oferta diversificada.
Urge que las regiones se pongan a tono con la política nacional y que los destinos integren sus respectivos planes de ordenamiento territorial con una planeación turística, que desarrollemos un proyecto a gran escala y en la próxima década nos convirtamos en un referente mundial.
Un ordenamiento territorial que incorpore una clara y contundente política de turismo sostenible que genere equilibrio entre lo social, económico y ambiental, que de una vez por todas sepamos dónde, cómo y cuándo podemos hacer desarrollos turísticos de gran envergadura y no solo pequeñas apuestas aisladas de interés particular.
Otro aspecto de enorme importancia es darle a los pequeños y grandes inversionistas seguridad jurídica, porque las grandes ideas se esfuman por el temor de que haya un cambio en las reglas de juego. Debe haber un consenso nacional sobre lo que queremos y lo que podemos para el futuro del turismo, determinar de forma consensuada para así lograr que sea claro dónde se puede hacer turismo.
Hay que destacar lo que dijo el ministro Restrepo sobre crear el vehículo jurídico y financiero para que Fontur estructure y desarrolle macroproyectos turísticos mediante concesiones y alianzas público-privadas. Que Fontur se convierta en un fondo de fomento que identifique, estructure, acompañe y ejecute proyectos de desarrollo sostenible, de gran envergadura y minimice el efecto regadera.
A eso debe sumarse la consolidación de los corredores turísticos a partir de la coordinación entre municipios y gobernaciones en la elaboración de los diseños, obtención de licencias y estructuración financiera de proyectos que cumplan los presupuestos de sostenibilidad ambiental, social y económica, para asegurar su operación y funcionamiento a largo plazo.
Igual con la definición para interactuar con parques naturales y establecer las áreas de amortiguación para el desarrollo de proyectos turísticos. Al tiempo que se avanza en la actualización del acceso a la tierra, y se genera estabilidad jurídica para la inversión en estas áreas
Dinamizar los fondos público-privados de riesgo, extender los incentivos para el turismo naturaleza, créditos blandos con tasas bajas, acceso a tecnología e innovación podrán hacer la diferencia.