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¿Y si cada uno de nosotros se propusiera crear una nueva industria? Redefinir las fronteras y las reglas del juego… Encontrar segmentos de no clientes y construir empresa a partir del valor percibido y no de la optimización de costo.
Esto se llama la estrategia del Océano Azul y fue exactamente lo que hizo el Cirque du Soleil. La industria circense fue reemplazada poco a poco por el cine, el teatro y la televisión como entretenimiento familiar. Las giras, la logística, la manutención y entrenamiento de animales implicaban altos costos de funcionamiento y las estrellas acróbatas eran pocas y exigentes. Ya para 1984 era un sector sin crecimiento y de márgenes muy bajos.
Fue entonces cuando Guy Laliberté, junto con una compañía de artistas callejeros de acróbatas, malabaristas y músicos se atrevió a soñar con crear un circo en Quebec (Canadá) para llevar entretenimiento por el mundo entero. Para la celebración de los 450 años del descubrimiento de la provincia diseñó un show llamado Cirque de Soleil con funciones por toda la región. Hoy en día es una multinacional con cerca de 4.000 empleados, de 100 oficios diferentes que hablan 50 idiomas y con una audiencia de cerca de 10 millones de personas en 2016.
Esta nueva experiencia eliminó tres aspectos que definían el circo: los actos de animales, los artistas reconocidos y el tener tres escenarios. Se enfocó en lo que más gustaba: los payasos y los acróbatas. Les cambió el tono para que fueran actos aptos para público adulto, introdujo elementos del teatro como contar una historia en vez de tener actos desconexos combinados con elementos de Broadway como crear una banda sonora original para cada show. El resultado: una experiencia que no se había visto nunca, tiene algo de circo pero no es circo, tiene algo de teatro pero no es teatro, tiene algo de musical pero no es musical. Es Cirque du Soleil.
Crearon un mercado inexplorado y se inventaron las reglas, con valor percibido enorme y costos mucho más bajos que los de un circo tradicional. Encontraron un océano azul donde ser pioneros y exploradores en lugar de intentar sobrevivir en un océano rojo lleno de competidores y regido por la reducción de costos. La estrategia de océanos azules no es nueva, ha existido siempre, Ford, IBM y Apple son claras ilustraciones de ella. Pero una cosa es estudiarla con espejo retrovisor y otra muy diferente es ver ese nuevo horizonte al frente de una organización. Es desafiar las convenciones, hablarle a nuevas audiencias y hacer propuestas que vuelvan la competencia irrelevante.
Estudios muestran que una estrategia de océano azul da 10 a 15 años de crecimiento sin amenazas relevantes. Lo maravilloso del Cirque es que lleva más de 30 años indemne. Estoy convencida que es debido a su cultura de soñar con nuevas posibilidades. Hoy en día tienen varias líneas de negocio: shows en carpa fija, itinerantes, eventos corporativos y merchandising o souvenirs. Además, mantienen el enfoque en las variables críticas de su negocio, incluso fabrican 100% del vestuario en Quebec, pues es un diferenciador clave.
Y siguen soñando con un nuevo futuro. El CEO Daniel Lamarre dice que su rol se centra en pensar en la siguiente gran idea cada día, de ahí que han montado shows inspirados en los Beatles, Michael Jackson y ahora Soda Estéreo para América Latina. Están incursionando en un parque de diversiones inspirado en el circo y galerías de arte. Estoy segura que les queda mucho por explorar y seguirán sorprendiéndonos.