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“Si paro de trabajar moriré y si muero, todo acabará,” era la respuesta del diseñador Karl Lagerfeld a quienes preguntaban cuando se retiraría. Pues el día inesperadamente llegó este 19 de febrero y, como lo predijo Lagerfeld, estuvo al mando de los diseños de Chanel y Fendi hasta sus últimos días. Un ícono del diseño, un jugador fundamental en los últimos 60 años de la historia de la moda, sin duda irremplazable, la pregunta es qué pasa ahora que no está.
El nombramiento de su asistente Virginie Viard, como sucesora en la casa Chanel nos da esperanza de que su legado trascenderá a lo largo del tiempo; que no muere con él. Descrita por el propio Lagerfeld como su mano derecha, tras 30 años trabajando a su lado sin duda hubo una transferencia de conocimiento, filosofía y valores vital, los cuáles tiene ahora la oportunidad de poner en práctica y enriquecer con matices propios la señora Viard.
En la industria de la moda la sucesión de los fundadores no siempre es fácil. Poder comunicar la esencia a lo largo del tiempo de manera consistente y coherente es un reto clave en la supervivencia de la marca más allá de la presencia física del fundador. Son pocos los fundadores que logran identificar, entrenar y potencializar nuevas generaciones durante su gestión. Les cuesta pensar a futuro, realmente formar a alguien sin caer en rivalidades, su ego muchas veces no les permite tener alguien talentoso y calificado a su lado. Lo que no entienden es que de no hacerlo ponen en riesgo la empresa que tanto les costó construir. Lograr que una marca sobreviva después de su muerte es la oportunidad de dejar un legado, marcar la historia, convertirse en referente. Al no hacerlo algunos serán recordados como una leyenda que algún día fue, pero la gran mayoría serán olvidados con el paso del tiempo.
Armani, es un ícono de la moda, con un negocio de más de US$2.200 millones anuales. Giorgio Armani a sus 80 años trabaja más duro que nunca, sin embargo, su fama por controlar cada aspecto de su imperio desde los detalles más mínimos hasta la apertura de nuevos almacenes nos hace cuestionar la sucesión de su poder. Será un reto que la esencia de Armani continúe si no hay discípulos entrenados y empoderados capaces que mantener vivo su nombre.
Versace, por su parte, logró mantener vivo el nombre y la marca después de la trágica muerte de su creador. Tras el asesinato de Gianni Versace, sus hermanos Santo y Donatella se encargaron de que Versace mantuviese el mismo significado. Donatella había estado encargada de la casa durante los años que Gianni batallaba contra el cáncer. La ahora diseñadora de la casa se entrenó entonces bajo la dirección de su hermano y aprendió sobre la esencia de la marca, para así poder comunicarla y llevarla al siguiente y que no se esfumara al perder a su fundador.
Hoy en día la sociedad está llena de celebridades, muchas de las cuales son efímeras con 15 segundos de fama gracias a las redes. Existen otros famosos que pasan a ser legendarios, pero terminaran en la historia precisamente como leyendas, su historia acaba con ellos pues no hay nada que los perpetúe. Sin embargo, hay aquellas estrellas que tienen la posibilidad de trascender en el tiempo, escribir la historia, pasar de ser una persona, a representar un modo de pensar, de trabajar, de ver el mundo. Eso, siempre y cuando sean capaces de aceptar su condición mortal y cultivar de forma generosa a sus sucesores.