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Analistas 12/09/2024

Titanes centenarios

María Piedad López Vergara
Profesora Inalde Business School

La mayoría de los directivos y empresarios tienen la intención de dejar un legado a las siguientes generaciones que tomarán el bastón de mando y potenciarán los efectos positivos de las decisiones que se hayan tomado en su momento; un legado que transmita esa identidad que ha construido la organización a partir de las cualidades, habilidades, motivaciones, valores y virtudes de quienes participaron en esa construcción. Hay legados que se han trasmitido de generación en generación hasta contar con empresas centenarias e incluso milenarias.

Así lo demuestran empresas como P&G, con 184 años desde su fundación cuando William Procter y James Gamble empezaron fabricando jabones y velas en 1837, y luego con innovaciones disruptivas fueron generando diversas gamas de productos que facilitan las vidas de los consumidores.

IBM, con 110 años, surgió de la fusión de tres empresas y con su constante estado de reinvención y mejoras en su proceso directivo ha logrado ser una de las organizaciones top of mind en el mundo. Crayola, con 118 años, se ha posicionado como una de las empresas preferidas por padres y niños, enfocando sus mejoras en su principal producto: la crayola.

En nuestro propio país nos encontramos con empresas familiares centenarias que han logrado transcender la segunda, tercera, cuarta y hasta quinta generación. Es el caso de Ingenio Manuelita (1864), Compañía Cerámica Antioqueña - Corona (1881), Carvajal (1904), Casa Luker (1906), Molinos Tres Castillos (1861), Fundación Hospital Pediátrico La Misericordia (1897).

Así, la transmisión de un legado y visión a largo plazo se puede lograr, no solamente en compañías de un sector o región específica; estos son logros globales. Es interesante que aquellas compañías que han logrado pasar de ser centenarias a ser milenarias son precisamente aquellas que fueron fundadas por familias empresarias. Sus generaciones han logrado gestionar de manera eficiente y coherente los retos que conllevan preguntas que seguramente surgen en todas las organizaciones: ¿Cómo enfrentar la transición hacia la sucesión?, ¿cómo adaptarse a nuevos mercados y productos sin perder la identidad?, ¿cómo lograr que la cultura organizacional sea una palanca para lograr ejecutar la estrategia definida?

En estas empresas centenarias y milenarias, muchos de sus accionistas miembros de la familia han logrado identificar el rol desde el cual aportar a su empresa, ya sea desde la propiedad, el gobierno, la dirección o desde el rol dentro del sistema familiar. Asimismo, recuerdan que el propósito común no es el desempeño económico sino la consolidación de la unidad alrededor de los valores. Estas empresas también ponen en práctica las herramientas y espacios para encontrar salidas a los conflictos y para alinearse por un propósito común: resolver el conflicto sin permitir que estas situaciones rompan los lazos de unidad y consenso. Este ciclo armónico, finalmente, se consolida cuando fortalecen la conexión entre las generaciones anteriores y las nuevas alrededor de la construcción de un propósito común.

Las empresas milenarias nos han compartido prácticas valiosas que podemos aprender y aplicar desde una experiencia que cuenta con, mínimo, cien años de experiencia. ¿Cuál de estas prácticas te gustaría empezar a explorar en tu empresa?

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