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Señor Presidente, usted que se posesiona el próximo 7 de agosto y que llevará las riendas de un país con muchos problemas económicos, sociales y políticos debe reconocer que el primer objetivo, y quizá el más simple, ha de ser vencer la polarización, unir al país y saltar la página de la división, al fin de cuentas usted será el presidente de todos, incluso de los que votaron por otros.
Esta carta que está escrita de frente al futuro incierto de lo que puede pasar en el país, queda como un manuscrito que recoge el deseo de millones de colombianos. No importa si es usted de derecha, de izquierda, del centro, de los tibios, de los acalorados o de las cabezas frías. Son seis puntos, que quizá no van a poner a Colombia a la cabeza del desarrollo o de la equidad, pero harán que este sea un país gobernable y retome la senda del crecimiento societario.
Lo primero es que no reconozca enemigos en los perdedores. La campaña ha estado plagada de odio, acusaciones y señalamientos, no puede ser que después de ese asedio de ataques todavía allá más por descargar. Demuestre talante de estadista y tienda la mano a su adversario; detrás de la de él están las de millones que creyeron en otro modelo de país y que será necesario no anular en busca de un consenso nacional.
Pero ese despojo de la soberbia debe ir más allá. Usted que ya ganó la Presidencia de la República póngase como tarea construir sobre lo construido. Así que la segunda solicitud es saltarse ese abominable hábito político de sacar el espejo retrovisor, mostrar los bolsillos vacíos, encontrar culpables de lo que no hay y responsables de lo que no se logrará.
Eso mismo nos lleva al tercer punto, no solo se trata de evitar la tentación de cargar en el pasado las justificaciones , sino de encontrar aliados en el presente. Nadie mejor que los mandatarios locales, alcaldes y gobernadores, para sacar adelante el país de los territorios. No importa el partido o la tendencia. En las regiones las necesidades no conocen ideologías, el hambre se siente igual sin importar el logo o el color.
Cuarto, señor Presidente, es hora de dejar el discurso que estigmatiza, ese que lanza juicios y de paso pone lápidas para acabar con la honra, la integridad o la vida de miles de personas. No más discursos donde los de izquierda son guerrilleros y los de derecha neonazis.
Quizá el debate acalorado de las redes sociales sea inmanejable e imposible de controlar, pero usted Presidente, debe estar a la altura de su investidura. Nunca escuché una frase más cruda, simple y a la vez oportuna como esa de Carlos Fuentes que reza que “la política es el arte de tragar sapos sin hacer gestos”. Pues usted es ahora el político más importante, así que trágueselos todos.
En quinto lugar vele por la institucionalidad. Respete cada uno de los poderes: el congreso y la justicia. No pretenda cooptarlos, comprarlos ni cerrarlos. Y por último Presidente, reconozca en los violentos los verdaderos enemigos del país, no en los ciudadanos, en los centros de pensamiento o en los medios de comunicación.
No gradué a los periodistas como enemigos de nadie. Quizá a usted le incomodemos, otros fastidiarán a otros, pero de eso se trata la prensa libre, no estamos para hacerle anuencias al poder ni para ser complacientes con sus intereses.
Atentamente, una ciudadana más.