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Analistas 14/08/2024

Menos prudencia, más contundencia

Maritza Aristizábal Quintero
Editora Estado y Sociedad Noticias RCN

Exceso de diplomacia, prudencia, una sobrevaloración de los efectos o quizá, ojalá no, temor, es lo que predomina en los pronunciamientos de Colombia frente Venezuela. Sí, falta contundencia, y no es intervencionismo, ni violación de soberanía, es defensa de nuestros propios intereses: a Colombia solo le traería efectos positivos la caída del régimen en el vecino país.

Arranquemos por el impacto humanitario y migratorio, que ya está sobrediagnosticado. Actualmente en nuestro país hay cerca de 3 millones de venezolanos. Se calcula que de permanecer Maduro en el poder la cifra podría duplicarse. Este éxodo masivo ha ejercido una presión sin precedentes sobre los servicios públicos, incluidos la salud, la educación y la infraestructura, sin contar el impacto en seguridad e índices de violencia. Un cambio de liderazgo en Venezuela que conduzca a la estabilización de ese país permitiría una mejora en la calidad de vida para los venezolanos y aliviaría la carga migratoria.

Seguridad fronteriza y narcotráfico: La frontera compartida de más de 2.200 kilómetros ha sido durante mucho tiempo un punto conflictivo, donde el narcotráfico, la minería ilegal y otros delitos transnacionales prosperan en un ambiente de inestabilidad y falta de control. Nada ventajoso tiene sentarse a dialogar con una guerrilla que tiene como aliado un gobierno. El gobierno de Maduro ha sido complaciente, por no decir cómplice de los grupos armados, lo que significa una ventaja estratégica y geográfica para los violentos que se refugian allí y bajo ese amparo se sientan a negociar cómodos “La Paz total”.

Estabilidad económica: La crisis económica en Venezuela también ha tenido un efecto en la balanza bilateral y los lazos comerciales. La hiperinflación y la devaluación del bolívar han desalentado el intercambio comercial. Una transición política que lleve a la recuperación económica y que reactive la confianza inversionista podría revitalizar el comercio binacional y fortalecer la economía de la región.

Relaciones diplomáticas y regionales: Desde que el chavismo llegó al poder, las relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela se han deteriorado significativamente. El chavismo y hoy el madurismo son emocionales, inestables y caprichosos. Un cambio de liderazgo podría abrir las puertas a una nueva era de relaciones diplomáticas más constructivas y estables, facilitando la colaboración en iniciativas regionales de desarrollo sostenible y seguridad.

Implicaciones políticas: Desde una perspectiva política, un cambio en Venezuela podría fortalecer los movimientos democráticos en América Latina y servir como un ejemplo positivo en el hemisferio. Para la izquierda en la región, incluido el gobierno de Gustavo Petro, sería además un alivio quitarse la carga negativa de qué un gobierno progresista puede convertirse fácilmente en una dictadura.

Que caiga el régimen de Maduro es el camino que eligieron los venezolanos, es el camino que le compete a Colombia y es el camino que le conviene al resto del mundo. Es hora de qué la llamada comunidad internacional, ojalá liderada por nuestro país, presione e incida con mayor firmeza en el escenario global para que de una buena vez y por todas cese la horrible noche en Caracas y se levante el bravo pueblo de Venezuela.

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