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Analistas 24/01/2024

“No nos jodan”

Maritza Aristizábal Quintero
Editora Estado y Sociedad Noticias RCN

Y no lo digo yo, lo dijo el ministro de salud Guillermo Alfonso Jaramillo, quien propuso una reforma tributaria para que los empresarios paguen el déficit de salud. El tono, que fue desafiante y violento, deja al descubierto lo que en silencio ya se había hecho explícito: la Reforma a la Salud que presentó el gobierno está desfinanciada.

“No hay plata (…) pues entonces hagamos la reforma tributara y pongamos a los empresarios a pagar la plata que dejaron de pagar”, gritaba el Ministro en una audiencia pública en Cali.

Y es cierto, se necesita una reforma la salud, aunque no esta, que arrasa con todo el sistema; y es cierto, todos debemos aportar, incluidos los empresarios que nunca se han negado e incluso han intentado participar activamente en las discusiones pese a los desplantes del Gobierno; y es cierto no hay plata, pero, ¿Quién se la está gastando?

Ministro, ¿Cuál es su lógica reclamando decidido que la olla está raspada?, ¿Es que acaso no ha visto los escandalosos titulares de los últimos días en el país?

La semana pasada fueron noticia los excesivos gastos de la Primera Dama en asuntos personales: más de $1.000 millones en fotógrafo, maquillador y vestuarista, todo esto según un muy juicioso informe que presentó la Silla Vacía.

No hay plata, pero la Cancillería se gastó $6.200 millones comprando 31 camionetas 4x4 nuevas, todo para remplazar el antiguo parque automotor de esa entidad que ya les parecía muy “viejo” con sus seis años de uso.

No hay plata, pero se gastaron $4.500 millones en el montaje de la “Casa Colombia” un espacio de 50 metros cuadrados para exponer la marca país durante menos de una semana en Suiza. Eso incluía $144 millones para el alquiler de un Jeep -que saldría más económico comprarlo- y $50 millones para un traductor, lo mismo con lo que se le pagaría la carrera de lenguas extranjeras a un joven en el país.

No hay plata, pero el Estado anda a sus anchas gastando, creando entidades e incrementando la burocracia. Por ejemplo, al Ministerio de la Igualdad se le asignó un presupuesto inicial de $500.000 millones al año, lo que es superior a la bolsa de otros despachos como los del Ministerio de las TIC, el Ministerio de Justicia o el Ministerio de Transporte. Es que solo el alquiler de las instalaciones del MinIgualdad cuestan $2.500 millones al año.

No hay plata y se necesita una reforma tributaria, como dicen el ministro, pero en la oficina del Alto Comisionado para la paz se monta una nómina adicional de 136 cargos.

Ninguna de esas decisiones se compadece con la realidad. El Estado no es una bolsa para que sigan derrochando los funcionarios y al resto del país los amenacen.

Y lo peor de todo es que hace menos de un mes se publicó una directriz de austeridad que más parecía una burla. Vean esto, dice que solo se puede modificar la planta de las entidades a costo cero, que se deben reducir costos de arrendamiento y que era necesario restringir la compra de vehículos, evidentemente, nada se cumplió.

Y ahí sí que me tomo las palabras del Ministro, “no nos jodan”, si no hay plata, ahorren. Actúen como un Estado austero y responsable, porque no se puede ser tan incoherente como para mostrar la olla raspada, pedir plata y al mismo tiempo permitir los polémicos y excesivos gastos de funcionarios y entidades.

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