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Analistas 09/03/2022

Putin, el enemigo del mundo

Maritza Aristizábal Quintero
Editora Estado y Sociedad Noticias RCN

ladímir Putin es heredero de las paranoias de la Guerra Fría. Aunque muchos le den crédito a su racionalidad, la verdad es que conserva la insensatez del viejo orden mundial.

Es un monstruo dormido que ha posado durante los últimos 20 años. Debajo de su máscara se oculta un hombre que patrocina la guerra en varias regiones, envenena a su opositores y sigue interfiriendo en la política de otros países con radares, medios infiltrados, hackers e incluso espías, sólo comparables con los “malvados” personajes de la antigua Unión Soviética.

Su imagen ha cabalgado sobre el lomo de uno de los países más ricos. Rusia concentra 30% de los recursos naturales del mundo. Posee las mayores reservas de gas natural y es uno de los tres principales productores y exportadores de petróleo. Es una potencia militar pero sobre todo nuclear y eso es lo que asusta al mundo. Vuelve a montar la cortina de hierro bajo las implicaciones de una artillería atómica.

Putin, el irracional, es un agresor consumado. Aunque el mundo haya querido hacerse el ciego ante sus acciones criminales con Ucrania, sus andanzas vienen de mucho antes. En 2014 financió la guerra de Crimea, intervino hábilmente en el referendo separatista que luego se convirtió en un tratado de anexión y saboteó la decisión del pueblo ucraniano de sumarse a la Unión Europea.

Este megalómano, con aires de caudillo, ególatra y delirante se siente un colonizador. Hace 20 días reconoció la independencia del Donbás como punta de lanza en su viejo plan de invadir Ucrania. Para su sorpresa, se encontró con la más valerosa y resulta resistencia interna y la más feroz y audaz diplomacia internacional.

¿Funcionará? Pues es hora de mostrar la otra cara de la moneda. Aunque es una potencia militar y energética, Rusia está lejos de ser una potencia económica, incluso en indicadores sociales está más cerca a países africanos. Es el más corrupto de Europa con un índice de 29 sobre 100; más corrupto que la mayoría de países de Asia e incluso más corrupto que cualquier país de Latinoamérica sin contar Venezuela. Una corrupción que encarna el mismo Putin. Un artículo de The New York Times reseña que aunque oficialmente el presidente ruso gana US$12.000 al mes y tiene una modesta propiedad, su riqueza oculta superaría los US$100.000 millones. La corrupción y la fortuna acumulada de unos cuantos nos lleva a la siguiente variable: la desigualdad. 110 personas concentran la tercera parte de la riqueza del país. Y esos 110 no solo son los ricos de Rusia, son los multimillonarios del mundo. Esa quizá será su ruina: son tan amplias las inversiones y tentáculos de los magnates rusos que sería muy fácil bloquearlos y perseguir su fortuna. Podrían ser ellos los que terminen de cerrar el cerco de Putin.

En esta lógica la pregunta se responde sola:

¿quien ganará este pulso?, occidente, sin duda. La pregunta que sigue es, ¿cuándo?

Las sanciones pueden ser más severas y deben ir por todo el capital ruso que permanece en paraísos fiscales y el submundo de las finanzas oscuras, también debe intensificarse la ofensiva bélica y no descartar la intervención militar. Porque lo único que no se puede perder acá es el tiempo. Recuerden que en la mira del irracional siguen los países bálticos.

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