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Presidente escuche. Un gobernante debe siempre escuchar y corregir si es necesario. La mayor violencia siempre proviene de un gobierno que se vuelve indolente y sordo. Con toda humildad, estas son palabras muy sabias y no son mías, ni de ningún líder de la oposición, o de alguno de esos “petristas arrepentidos”, y aunque está en sintonía con el discurso de Laura Sarabia o el ministro del interior Luis Fernando Velasco, quienes a la sombra y en secreto le están jalando la camisa, mientras usted se atrinchera en el mundo paralelo donde las marchas fueron “débiles”, tampoco son palabras de ellos.
Presidente escuche. O mejor, escúchese porque eso de “un gobernante debe siempre escuchar y corregir…” es suyo, se lo escribió hace exactamente tres años al entonces presidente Iván Duque en medio del paro nacional.
Y no Presidente, la de este domingo no fue una marcha para derrocarlo. No fue una marcha violenta, no fue una marcha uribista, tampoco de la oposición política, es más ni siquiera hubo cabezas políticas responsables, nadie que pueda capitalizarla. La del domingo fue una marcha de todos y nadie se la puede atribuir. No hay un Uribe, Luna, Valencia, Cabal o Vargas detrás. Hay ciudadanos, cientos de miles, millones, aunque usted intente, etiquetarlos, minimizarlos y descalificarlos.
Quienes hablaron fueron los médicos, que se sienten ignorados en las discusiones de la reforma a la salud, hablaron los pacientes de EPS intervenidas frente a la incertidumbre por la continuidad de sus tratamientos de alto costo, hablaron las mamás de hijos diabéticos que no consiguen la insulina para garantizar la supervivencia de sus pequeños, hablaron jóvenes preocupados por el futuro de su pensión, y viejos preocupados por el futuro de sus nietos. Hablaron los colombianos que rechazan una asamblea nacional constituyente y aquellos a quienes sí les inquieta las formas y el contenido.
El camino Presidente es “escuchar y corregir”, todavía está a tiempo de retomar la idea del acuerdo nacional y los máximos consensos. Ese fue el mensaje de las calles el domingo, no el de un golpe de estado o un juicio político. Aunque usted decida enfocarse en esas “expresiones tan bajitas y pobres”, el grueso de la marcha es el sentido democrático de Colombia que pasa precisamente por respetar su investidura y su periodo. Bien lo dijo el senador Iván Name: “nuestra democracia lo eligió, nadie lo va a tumbar”.
Despójese de la paranoia y el miedo, pero sobre todo despójese de ese ego que no lo ha dejado entender el hecho político del 21 de abril. Su actitud arrogante y radical sólo acentúa el malestar y la polarización. Presidente, un consejo: no aliente un pulso político para saber quién puede ganar las calles, porque me temo que ya lo perdió. Difícilmente se podrá superar la marcha de este domingo, pero tampoco podemos caer en el error de poner todo en clave de ganadores o perdedores. Bájese del pedestal, no se suba al atril, es mas, por favor no se aparezca en la marcha del 1 de mayo, no puede pretender que una movilización que históricamente le pertenece a la clase obrera más allá de la ideologización o la politización hoy vaya a su ritmo. O acaso, ¿pretende hacerse contar el próximo 1 de mayo con méritos que nos son suyos, solo por mantener la vaga idea de que el movimiento popular está con usted?