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Tengo que dar gracias a los 10 años que llevo como periodista política de este país. No se puede decir que hay historia escrita, cuando parece que los libretos se acabaron, algo nuevo te sorprende. Es bueno para mí como reportera, porque no hay día aburrido, no hay fórmulas para escribir y no es fácil predecir una noticia. Sin embargo, es pésimo para el país, es un síntoma de lo mala, incoherente y, por compleja que parezca, barata y ordinaria que es la política.
¿Qué tal el anunció que hizo Armando Benedetti? Ahora se matrícula en la Colombiana Humana. Estamos hablando de un senador que siempre ha hecho parte de las coaliciones de gobierno, que muy bien conoce los pasillos de palacio, que apoyó al expresidente Álvaro Uribe, al expresidente Juan Manuel Santos, al ex vicepresidente Germán Vargas Lleras. Mejor dicho, un congresista que muy bien se ha acomodado en la política tradicional, ahora dice que se alinea con aquel que ha atacado todo lo que él representa: el establecimiento ¡Tremenda paradoja!
Y a mí que no venga a decir que sus ideas siempre han sido de izquierda. Quisiera recordar que hace apenas dos años cuando las únicas opciones que quedaban para la segunda vuelta a la presidencia eran Duque y Petro. Él prefirió anunciar su voto en blanco ¿Por qué si era tan de izquierda no apoyó a Petro? En cambio, sí propuso una fusión entre Cambio Radical y la U, no precisamente para hacer una bancada de oposición sino porque, en sus palabras, “desde la campaña de Duque están despreciando al Partido de la U”.
Mejor dicho, para ver si entre todos lograban que les pararan bolas.
¿Será que esa es la razón por la que Benedetti terminó con Petro: porque en ningún otro lado le cogieron la caña? Hablando con algunos dirigentes en varios partidos me dijeron que en el Centro Democrático no lo ven con buenos ojos, en la Alianza Verde creen que resta más de lo que suma, los liberales y Cambio Radical están igual que la U, por lo que sería salir y entrar prácticamente por la misma puerta.
Así que, entre las pocas opciones que quedaban, la que más brillaba era la de la Colombia Humana de Gustavo Petro que, hay que reconocerlo, gústenos o no, es hoy por hoy uno de los candidatos con mayor opción para el 2022.
Ahí no es que lo hayan recibido con los brazos abiertos, pero Benedetti podría llegar a ubicar, por lo menos en la percepción de algunos, un poco menos en la izquierda radical a la Colombia Humana, aunque es ahí donde pertenecen. Benedetti llegó en un salto con garrocha de la derecha a la extrema izquierda, aunque no sin antes hacer su cálculo político: el caudal electoral que garantizaría si es que se lanza a la alcaldía de Barranquilla, donde Petro arrasó en 2018.
Y mientras Benedetti da esa voltereta, hay otros movimientos, aunque más sutiles: está la salida del senador Jorge Robledo del Polo Democrático, o las renuncias de Roy Barreras a la U y de Rodrigo Lara a Cambio radical. En algo tienen razón: los partidos ya no tienen identidad, poco los representa y pocos se sienten representados.
El problema es que caen en el error recurrente y pretensioso de creer que sus proyectos unipersonales sí generarán identidad. En fin, la política es dinámica, o como lo describió mejor Juan Manuel Santos en 2010: “solo los imbéciles no cambian de opinión cuando cambian las circunstancias”.