MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
En medio de la celebración de Día del Profesor no podemos dejar pasar por alto que se habla en diferentes escenarios que sus trabajos se van a acabar, que su labor va a ser reemplazada por Alexa y Siri y que los modelos de inteligencia artificial educarán a las generaciones futuras e incluso a las actuales.
Como madre de familia me niego a pensar que eso llegue a ocurrir y como miembro de la comunidad académica estoy convencida de que el avance de inteligencia artificial, la desmotivación de algunos estudiantes y un mundo complejo conducen a que se necesite del trabajo del profesor cada día más.
La reciente encuesta de BestColleges realizada en 1.000 estudiantes universitarios, encuentra que 41% ha usado ChatGPT o alguna herramienta de inteligencia artificial, del cual, 50% lo ha hecho para realizar tareas o exámenes. Ante esa situación, debemos preguntarnos primero, si la información obtenida era precisa y segundo, si los estudiantes lograron aprender algo o solo fueron parte de los millones de personas que están entrenando cada día al procesamiento de lenguaje natural.
Otras preguntas son: ¿Quién logrará poner en contexto la información obtenida para alcanzar el aprendizaje requerido? ¿Cómo el estudiante le sacará jugo a esa información frente a los problemas del entorno? ¿Cuáles herramientas empleará el estudiante para relacionar dicha información con nuevos conceptos y sus propias experiencias? Definitivamente, este trabajo lo seguirá liderando el profesor.
Teniendo en cuenta la velocidad de los cambios y los avances exponenciales, los profesores están llamados a robustecer sus prácticas hacia la innovación educativa, a emplear dinámicas experienciales que motiven a los estudiantes y los enganche en el proceso de aprendizaje, a fomentar su interrelación con otras disciplinas y a interactuar más tiempo con ellos. También, se requiere que los profesores conozcan los desarrollos tecnológicos y sus impactos en las industrias, relacionando a sus estudiantes con los mismos, para que juntos analicen cómo pueden generar valor agregado con la tecnología y sus conocimientos, sin llegar a ser reemplazados.
Así mismo, el profesor necesario en un mundo incierto debe desafiar a sus estudiantes en la discusión de casos que requieren la resolución de retos que involucren posturas éticas, debates morales que lleven a concientizarlos como hacedores de posibles futuros para la humanidad.
Para ello, los profesores deben aprender constantemente y consultar con frecuencia, fuentes recientes y robustas que contrasten teorías y postulados que fundamentan los pilares disciplinares. Estos ajustes en la enseñanza demandan interacción y ensayo, actividades complejas dentro de las agendas docentes, las cuales pueden liberarse precisamente con el uso de la tecnología.
Por otro lado, la inteligencia artificial puede depurar los datos que resultan de evaluaciones formativas, en cuya construcción el profesor puede emplearlas, para que luego encuentre los aspectos de mejora en el aprendizaje de cada estudiante, que junto con la empatía y escucha, habilidades únicas en los humanos, acompañe de forma personalizada el desarrollo de competencias y de conocimiento de sus estudiantes.
Apoyándose en la tecnología para ciertas labores, los profesores podrán tener más tiempo y de calidad para construir el patrimonio formativo que conlleva al desarrollo humano que promueve a su vez, la inclusión social y la reducción de brechas. De esta manera, podremos estar atentos a los avances tecnológicos pero confiados en que en manos de los profesores crecemos como sociedad, pues si bien como especie no somos perfectos, hoy merecemos celebrar la riqueza de experiencias, visiones y sobre todo anhelos de construir un mejor mundo en cabeza de nuestros profesores. Feliz día profesores y gracias por su dedicación constante.