Si les da la gana

Colombia no era Disney. Antes del 7 de agosto de 2022 había problemas que la candidatura del Pacto prometió cambiar. Todo sería diferente. Sin embargo, no esperábamos que las modificaciones pasaran por sabotear lo poco que funciona eficientemente en el país. Nuestra economía no crece si entran divisas por petróleo o la gente no se cura por un sistema de salud, sino por obra y gracia de la “potencia mundial de la vida”.

Este gobierno ha hecho lo que le ha dado la gana. Busca eliminar la contratación para la exploración de petróleo, luego lo niega ‘abiertamente’. También busca “una crisis”, como dijo la ministra de Salud, que erradique las EPS: el sistema de salud más eficaz de nuestra historia. Amedrenta conductores de Uber y Didi, entre otras plataformas, porque quieren trabajar. Busca recortar el Código Penal para evitar la delincuencia. Invade la separación de poderes, queriendo liberar criminales como los de la Primera Línea. El presidente se apropia de los costos de energía y los controlará con su sabiduría infinita. Y, para colmo, no ha habido consecuencias.

El cambio del mandato de Petro pasa por desechar la realidad. El positivismo, los datos, las cifras y la información son herramientas que usan los oligarcas. Ellos no se van a rebajar. En definitiva, es indispensable reducir las 77,570 emisiones totales de dióxido de carbono para salvar el mundo. Porque, como todo el mundo sabe, las 12.466,316 de emisiones de China, las 4.752,079 de los Estados Unidos o las 2.648,779 de La India son cosa menor…

La ministra de Minas, que aún no ha renunciado, Irene Vélez es una experta en esta nueva filosofía del Pacto Histórico. En buen uso de cargo -gestionar y desarrollar el sector minero y energético colombiano- no va “a conceder nuevos contratos de exploración de gas y de petróleo”. Esas fueron sus declaraciones en Davos, Suiza. Además, ella aseguró que Colombia tenía reservas de gas hasta 2037, para que Petro la defendiera por Twitter, diciendo que “casi todos los ministros han cometido el mismo error matemático”. ¿Y el cambio? Claramente eso de los números y el rigor pertenece a la burguesía capitalista.

Por otro lado, el gobierno del cambio busca liquidar el mecanismo neoliberal de la justicia. Algunos de sus secuaces ya la intentaron quemar el 6 de noviembre de 1985 o lo que es mejor: tomarse del Palacio de Justicia como el M19. Ahora, 38 años después, buscan romper el equilibrio de poderes. Petro intenta activamente liberar a los miembros de la Primera Línea que - por matar, torturar o robar, no por protestar- fueron enjuiciados y encontrados culpables por un juez de la República. ¿Acaso la tortura y la muerte son consideradas como legitimas formas de protesta por la “potencia mundial de la vida”? ¿La intromisión en la separación de poderes hace parte del cambio?

Ahora bien, Petro y su sequito buscan coartar la libre empresa. Esta receta bolchevique va a ser aplicada por nuestro mesías -digo, presidente- para controlar mágicamente los precios de los servicios públicos y restringir el uso de aplicación para el transporte, como Uber. Esta administración quiere jugar a ser Dios. Sin embargo, no se puede planificar los movimientos del mercado por el simple hecho de que jamás habrá un medio capaz de recoger la información necesaria para manipularlo correctamente. Además, recordemos la gestión de Petro con las basuras en Bogotá: carros de segunda no daban abasto en una ciudad inundada en desperdicios.

El Pacto Histórico ha realizado estos cambios de manera arbitraria. Han intentado socavar las instituciones, tanto del poder político como socioeconómico, por puro capricho. No les interesan las consecuencias que pueda sufrir la ciudadanía. Únicamente buscan el redito político para afianzarse con las elecciones regionales de octubre. Esperemos, por el bien de la patria, que luego de esos comicios, le dé la gana de gobernar sin clientelismos, con datos e información veraz, sin trampa populista y buscando el bienestar de los colombianos.