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En medio de la inédita pandemia de la covid-19, al agua le llegó su momento. Esto significa que el recurso hídrico debe entenderse hoy más que nunca como un activo estratégico, alrededor del cual se deben construir políticas estructurales, en todas las escalas del poder público para otorgarle su verdadero valor, como recurso determinante en el desarrollo socioeconómico, al tiempo, la acción privada debe estar en disposición de atender los nuevos desafíos que de aquí en adelante se plantean.
Esta coyuntura nos está enseñando que debemos pasar del coloquial discurso del agua como recurso vital hacia uno que de verdad permita avanzar hacia unas definiciones claras que potencien los recursos hídricos como factores fundamentales de productividad, saneamiento, salud, bienestar común y desarrollo integral.
En Colombia, por ejemplo, esta pandemia ha puesto en evidencia la altísima vulnerabilidad de la población frente a circunstancias de gran magnitud e impacto. Y también, hay que resaltarlo, fue la circunstancia que nos permitió observar la oportuna acción del Gobierno para atender esta emergencia, quizás la primera que vivimos en casi un siglo de vida moderna.
De hecho, medidas como reconexión de los servicios de acueducto, congelación de tarifas, diferido del pago de facturas y acuerdos entre empresas y usuarios, así como el subsidio directo a los acueductos rurales, beneficiaron en su conjunto a cerca de 40 millones de personas, es decir, 80% de la población colombiana.
La situación coyuntural, es muy significativa, pues nos pone en la perspectiva de una tesis que permanentemente defendemos desde Acodal. Hay que darle al recurso hídrico su verdadero valor como activo estratégico. Esto significa un nuevo paradigma en el que, insistimos, estamos en mora de dimensionar al agua como un factor de productividad, así como de adaptación estructural y de planificación dentro de lo que ahora se denomina la nueva normalidad.
No sería extraño, que, en un futuro muy cercano, tengamos mercados de agua, así como los que operan hoy para las materias primas esenciales y que son determinantes para definir el curso de las economías del mundo. En este contexto, fondos de inversión, bonos, acciones y futuros cotizando en los mercados globales, se convertirán en fuente de recursos, precisamente, para fortalecer la gestión eficiente del agua en todos sus ciclos, justo cuando Colombia es el segundo país del mundo con mayores recursos hídricos disponibles.
Igualmente, la valorización del recurso hídrico en lo que se refiere a actividades productivas, tanto en la rentabilidad que estas generan, como en los efectos que ocasionan cuando se convierte en agua residual, deberán ser herramientas que le adicionen ingresos para defender su preservación. Todas estas razones nos llevan a insistir en la implementación de una política integral para el sector agua, dirigida desde el más alto nivel del estado.
Y también, valga decirlo, qué mejor escenario para iniciar una discusión a fondo sobre estas tesis que el 63º Congreso Internacional de Acodal, Expoagua 2020, en formato virtual que se realizará durante los días 2 a 4 de septiembre. Nuestro evento, que desde hace 63 años se realiza y que en esta oportunidad es pionero en los temas del sector en América Latina y el Caribe, otorga madurez y autoridad para aprovechar, como bien lo planteamos desde el principio, la hora del agua.