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Analistas 02/06/2023

¿Atrapados por la geografía?

Mauricio Olivera
Vicerrector Administrativo y Financiero UniAndes

La geografía es uno de los determinantes más estructurales del desarrollo. Es tan determinante que la invasión de Rusia a Ucrania es más factible en la medida en que la llanura nordeuropea la facilita. La geopolítica se encarga de estudiar la vida y la historia de los pueblos en relación con el territorio geográfico que ocupan. En un reciente libro titulado “Prisioneros de la geografía”, Tim Marshall describe el mundo a través del análisis de 10 mapas, entre ellos uno de América Latina.

Hace varios años participé en un estudio de los grandes determinantes del desarrollo en América Latina, entre los cuales se incluyeron la geografía, la demografía y las instituciones. La geografía juega un papel protagónico en el siglo XIX, pero su papel empieza a disminuir en la medida en que las instituciones se fortalecen y, por ende, su papel determinante en el desarrollo. Sin embargo, la geografía hoy es aún determinante. La pandemia, sumada a la guerra comercial entre Estados Unidos y China, afectaron tanto el comercio mundial que hoy está tomando importancia el comercio nearshore, remplazando al offshore, lo que, por ejemplo, está empezando a traer beneficios para México en la medida en que grandes empresas de Estados Unidos se están ubicando en el norte de ese país.

Para Marshall la mezcla de estos dos factores, geografía e instituciones, hace que América Latina sea un continente con muchas regiones aisladas. La colonización que se concentró en las costas para extraer la riqueza del continente dejó las regiones del interior apartadas, sin infraestructura y sin vías de comunicación. Brasil, con un territorio tan grande como el de Estados Unidos y con 27 estados federales que ocupan un área más extensa que la de la Unión Europea, carece de la infraestructura necesaria al interior, sin olvidar, obviamente, que cuenta con uno de los pulmones del mundo: el Amazonas. El continente desde sus inicios ha tenido una barrera geográfica inquebrantable. Las rutas de comercio en Europa se desarrollaron más porque ese continente está en la misma latitud, lo que permitió que, antes de que apareciera la tecnología, pudiesen transportarse productos de oriente a occidente con al mismo animal de carga. En contraste, América Latina es un continente con diferentes latitudes, lo que hacía más difícil el comercio norte el norte y el sur.

Colombia es un caso especial. Además de estar situada en el trópico, la cordillera de los Andes se abre en tres en el Nudo de los Pastos, al sur del país. Al sur parte de su territorio hace parte del Amazonas, y al oriente las grandes planicies que colindan con Venezuela. Es una geografía variada, maravillosa, pero difícil de gobernar. A este hecho se suma que la capital está en medio de la montaña, no en la costa, como ocurre con la mayoría de países de la región, y que la infraestructura de transporte entre tres cordilleras presenta un gran reto, y hace que los costos de transporte sean elevados. Es más costoso llevar un producto de Barranquilla a Bogotá que de Barranquilla al puerto de Miami. Estos factores hicieron que Colombia sea un país de regiones, sin la primacía de la capital que ocurre en el resto del continente. Y le puso grandes retos al Estado por las necesidades de gobernar en todas las regiones del país y de construir una infraestructura adecuada. Retos que aún el país está enfrentando.

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