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Después de 13 años, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) publicó un nuevo Informe Nacional de Desarrollo Humano para Colombia titulado “Colombia: territorios entre facturas y oportunidades”.
Analiza la evolución en los últimos 12 años del Índice de Desarrollo Humano (IDH), que está compuesto por indicadores de educación, salud e ingresos como capacidades básicas que requieren las personas para tener una vida plena, digna y en libertad, y encuentra que aunque las políticas públicas estaban llevando al país a avanzar en la dirección correcta en comparación con países como Brasil y Argentina, al desagregar estos avances a nivel territorial, las brechas departamentales siguen aumentando.
Entre los 32 departamentos del país y Bogotá, 14 presentan un desarrollo alto y una tendencia positiva, 17 de desarrollo medio se han estancado, y 2 han retrocedido. La diferencia entre el territorio con mayor IDH, Bogotá, y con menor IDH, Guainía, se amplió entre 2010 y 2022. Colombia tiene fracturas territoriales.
Las causas son múltiples. La mirada sistémica que hace el informe incluye las relaciones e interdependencias entre la capacidad institucional, el crecimiento económico, la integridad ecosistémica y la incidencia del conflicto armado. Entre los hallazgos más importantes encuentra que en los departamentos con más nivel de desarrollo humano es donde más degradación ambiental ha ocurrido. También encuentra una correlación negativa entre el Índice de Desarrollo Humano y el Índice de Incidencia del Conflicto Armado. La limitada presencia del Estado en algunos territorios ayuda a profundizar las divergencias regionales.
El informe plantea dos términos importantes para abordar la divergencia regional. El Desarrollo Humano Sostenible, que consiste en ampliar las capacidades y su utilización, y, la productividad humana como un elemento acelerador de este proceso. Propone un cambio de paradigma al plantear que el abordaje para desatar procesos de desarrollo humano sostenible debe hacerse desde y con los territorios y sus habitantes.
Colombia es un país de regiones. Tres cordilleras, dos valles, bordeada por dos océanos, el Atlántico y el Pacífico, llanos orientales, hacen de la geografía un determinante de las regiones del país. Esta diversidad regional no ha permitido en muchos casos una presencia efectiva del Estado ni una conexión entre las diferentes regiones. El enfoque del informe para generar el desarrollo desde las regiones invita a pensarlo de manera diferente. Propone un papel diferente del Estado, pasando de las actividades a los resultados. La cobertura en educación, una actividad, es diferente a la calidad de la educación, un resultado.
Dos propuestas importantes que no implican grandes cambios institucionales, pero sí un enfoque diferente son la productividad laboral desde la región y la conexión entre desarrollo y transición energética. Cada región tiene su particularidad geográfica, y tiene implícita su particularidad de producción y por consiguiente sus necesidades de capital humano. Las políticas de productividad deben ser regionales. Y en muchas regiones debe planearse una transición energética justa, para pasar de empleos marrones en sectores contaminantes a empleos verdes.