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Analistas 17/06/2022

La formación para el trabajo y el Sena: en el camino correcto

Mauricio Olivera
Vicerrector Administrativo y Financiero UniAndes

Tal y como lo planteó Econometría en su libro “Colombia después de la pandemia, la urgencia de lo estructural”, la formación para el trabajo es columna vertebral para la generación de empleo. La reducción de costos tiene efectos positivos sobre la informalidad, pero sus efectos sobre la generación de empleo son marginales. Ejemplo de esto es la reforma tributaria del 2012 que al trasladar algunos parafiscales de la nómina (SENA, ICBF, salud) al impuesto de renta (el CREE) tuvo efectos importantes en la informalidad, pero no en el empleo.

La generación de empleo está más relacionada con la productividad laboral, que a su vez está atada a la formación del trabajo pertinente y con calidad. El libro muestra que la diferencia más importante entre la oferta laboral (quienes ofrecen su trabajo buscando empleo) y la demanda laboral (las empresas que necesitan trabajadores) está en la formación técnica y tecnológica. El gráfico muestra que mientras para la educación secundaria y universitaria hay más personas buscando trabajo que vacantes, es decir, hay desempleo, en la educación técnica y tecnológica ocurre al revés: hay vacantes que no se pueden cubrir por falta de competencias de los trabajadores.

Este diagnóstico se relaciona con el estudio de la OCDE del 2019 que plantea que una de las trampas del desarrollo en América latina es la baja productividad laboral. Un trabajador latinoamericano produce alrededor de 35% de lo que produce un trabajador de la Unión Europea, y Colombia es de los países con menor productividad laboral. No es un juicio de valor respecto a los trabajadores colombianos, es más bien una necesidad desde la política de formación para el trabajo, que debe ser pertinente y con calidad. Para esta política el país cuenta con el SENA, entidad pública que recibe una cantidad importante de recursos. Antes de la reforma tributaria del 2012 este ingreso era el 2% de la nómina formal del país, y hoy está relacionado con el crecimiento de la economía. Colombia es entre los países en América Latina el que más cuenta con recursos para la formación para el trabajo.

Sin embargo, es necesario evaluar la pertinencia de su formación. El objetivo del SENA debe ser la empleabilidad de sus egresados. La actual administración del SENA entendió muy bien esa necesidad. Está recopilando información sobre la calidad de su formación por parte de los empresarios, haciendo un seguimiento continuo a la tasa de vinculación de sus egresados, y generó mecanismos de relacionamiento eficiente con los empresarios.

Sobre el primer punto, la segunda encuesta de calidad de la formación de los trabajadores, que yo llega dos ediciones, una en 2021 y otra en 2022, muestra que para cerca de 92 mil empresas el 85% de ellas está dispuesto a contratar un aprendiz del SENA. Por sector económico esta disposición varía entre el 96% en servicios públicos básicos y el 79% en actividades financieras y de seguros, y regionalmente entre el 91% en Bolívar y San Andrés, y 79% en Nariño y Putumayo. Sobre el segundo punto, la vinculación laboral de egresados del SENA muestra que a junio del 2022 6 de cada 10 egresados (el 60,2%) están empleados gracias a la formación recibida en el SENA y esta tasa ha crecido de manera constante.

Sobre el tercer punto, creó la Unidad de Atención Integral al Empresario, con gestores empresariales que ha atendido 125 mil empresas entre el 2018 y el 2021 y ha firmado convenios que buscan aumentar la competitividad del recurso humano a través de la capacitación o la trasferencia de conocimiento con grandes empresas con Frisby, Corona y Renault. El modelo busca no solo llevar el portafolio de servicios a las empresas sino también entender cuáles son las necesidades de talento que requieren, para ir adaptando los diseños
curriculares y así hacerlos más pertinentes.

Estás acciones recientes van en la dirección correcta. Primero, la identificación de brechas de capital humano se debe hacer con los empresarios. Es el aparato productivo el protagonista, y las entidades de formación como el SENA deben adaptar sus programas a estas necesidades, especialmente ahora en un mundo cambiante después de la pandemia. La unión SENA y las empresas, utilizando también otros mecanismos que ya existen como el Servicio Público de Empleo, ayuda a responder de manera más efectiva a las necesidades de capital humano con pertinencia y calidad. Segundo, el enfoque regional es esencial. Colombia es un país de regiones, y cada región tiene un aparato productivo diferente, con unas necesidades de capital humano diferentes. El análisis regional de la encuesta es importante para adaptar la formación a estas necesidades de capital humano específicas, pero el SENA debe seguir avanzando para dar respuestas más efectivas a las regiones. Por ejemplo, el Consejo Directivo está compuesto por representantes de entes nacionales y le responde al gobierno nacional más que a los territorios.

Es la dirección correcta y entendiendo la formación como una política de Estado, se debe construir sobre lo construido. Es importante que se institucionalice la encuesta de calidad de la formación que ya tiene dos puntos en el tiempo, 2021 y 2022, y se hagan revisiones y mejoras continuas para fortalecerla. La Unidad de Atención Integral al Empresario debe hacer parte de la institucionalidad del SENA, y se debe revisar el desempeño de las mesas sectoriales, más dedicadas hoy al Marco Nacional de Cualificaciones.

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