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Recientemente publicamos los resultados de la encuesta de calidad de vida de los colombianos para el año 2016. Al margen de todas las interpretaciones que se puedan hacer, la evidencia estadística muestra notables avances en muchas de las variables que se midieron. Algunas de ellas de vital importancia para el desarrollo futuro del país en general, como la cantidad de años de estudio que tienen los colombianos. Llegamos a una cifra histórica de más de 10,5 años en promedio en las cabeceras municipales. No es una cifra cualquiera si se tiene en cuenta que una persona que ha recibido instrucción académica durante 10 años y medio, es decir, la primaria completa y la secundaria casi completa, es probable que siga interesada en seguir capacitándose, es una persona que tiene más capacidad de análisis, puede tomar mejores decisiones a futuro y podría tener acceso a mejores empleos.
Esa cifra deja de ser una solitaria estadística detenida en el tiempo y comienza a dinamizar distintos ámbitos del país. A configurar un panorama de dignidad que, al menos a mí, me llena de optimismo hacia el futuro. Y esto sin contar con valores agregados intangibles o difíciles de medir, como puede ser el ejemplo que estas personas irradian en su círculo social cercano. Una persona escolarizada es una persona que se le arrebata a la calle, al ocio, es mucho más difícil que caiga en la delincuencia. Son muchos los beneficios sociales que se desprenden de este dato estadístico.
Hoy en día, 98,7% de los colombianos cuentan con energía eléctrica, 89,6% con acueducto y 64,7% con gas domiciliario. En el caso del gas domiciliario el aumento es enorme, porque en 2010 tan solo 52,4% de los colombianos contaba con ese servicio, es decir, que la cobertura ha aumentado más de 12 puntos porcentuales en solo seis años. Actualmente, 95% de los colombianos está afiliado al sistema de seguridad social en salud, lo que significa un crecimiento de aproximadamente 7 puntos porcentuales con relación a 2010. En este sentido, Colombia puede decir que la meta ideal de 100% de cobertura en salud dejó de ser una utopía y pasó a pertenecer al grupo de lo muy real y posible.
Durante la última década, la calidad de vida de los colombianos ha aumentado de manera considerable, sobre todo en las principales necesidades que puede tener un ser humano. Esas necesidades que impiden que los colombianos desarrollen su enorme potencial están comenzando a desaparecer del territorio de lo urgente porque están siendo satisfechas.
Cuando no tenemos que estar pensando en cómo vamos a calentar la comida, ni con qué luz van a estudiar los niños, ni de dónde vamos a sacar plata si alguien de la familia se enferma, o estamos en la zozobra de no saber si continuamos con los estudios, cuando eso pasa, nadie puede tener tiempo para pensar en un proyecto productivo a mediano o largo plazo. La frase de cajón es enfática en esto: lo urgente le quita tiempo a lo importante. Ya 85% de los hogares colombianos puede conservar los alimentos en una nevera; y en 62% de los hogares colombianos la labor de lavar la ropa la hace una máquina lavadora y no una persona que tiene que invertir por lo menos ocho horas a la semana en ese oficio.
De cara al futuro, los hogares colombianos están cada vez más conectados con el mundo. Es importante destacar que más de 96% de los hogares tienen un celular; y que de 2015 a 2016 el porcentaje de hogares que cuentan con conexión a internet en casa subió cuatro puntos: el consolidado nacional está en 45,8%, es decir, que este servicio se encuentra en pleno ascenso.
Todas estas cifras, más que porcentajes para satisfacer o no a los analistas, nos hablan del bienestar de los colombianos. Por supuesto que la encuesta deja claro que en las regiones hay mucho por hacer. Y para eso, justamente, se hace esta encuesta de condiciones de vida. De cualquier manera, el avance en todo el país es muy evidente, sobre todo cuando se hace una comparación con los resultados de hace seis años.
A título personal, como dije antes, me llena de esperanza esta encuesta. Que mejore la calidad de vida tiene que ver con las posibilidades que tienen todos los colombianos de ejercer la dignidad humana. Y esa posibilidad comienza por tener condiciones dignas. Los resultados están a la vista de todos. Hacen parte de la información estratégica que produce el Dane para el país. La manera como se interpreten tiene que ver con la manera como se quiere leer el presente, y también tiene que ver con la perspectiva que se elige para ver el futuro.
Quiero terminar con un dato que llamó la atención del Diario La República el viernes 17 de marzo. Más que una cifra, es una imagen de bienestar muy elocuente: casi 60% de los niños menores de cinco años tienen como actividad preferida cantar.
Esta es una imagen por la que vale la pena seguir trabajando a pesar del pesimismo de muchos. No podemos perder de vista este norte ni desconocer deliberadamente todas las cosas que están cambiando para bien.